noviembre 30, 2020

REPORTAJE DE PRINCIPIANTE A UN TÉCNICO DE LA ELITE MUNDIAL

 


A mediados de 1998, durante mis primeros días como periodista de la actividad, habiendo lanzado ya la revista La Voz del Futsal, tuve la oportunidad de hacerle un reportaje a Vicente De Luise. La nota se la formulé en el antiguo gimnasio de Platense –que pronto quedaría chico para la disciplina por sus medidas- mientras se jugaba uno de los partidos televisados para la transmisión que comandaba Osvaldo Yankillevich.

De Luise dirigía a River y tenía ya un importante currículum, donde se destacaba su paso por la Selección, de la que había sido el entrenador inicial, y por Newell’s, elenco con el que salió campeón en dos ocasiones. Nos presentó el querido Guillermo Campos, por entonces, DT de Sportivo Barracas y la entrevista se llevó a cabo en lo alto de la tribuna lateral. La charla, grabador mediante, transcurrió de manera muy cordial.

Como todo recién llegado a una actividad, yo no estaba empapado en lo que era el futsal de AFA, por lo que debí ir aprendiendo sobre la marcha las características del deporte y los detalles de su organización. Por lo tanto, en el reportaje a Veco incluí algunas preguntas que seguramente, al afamado entrenador le habrá resultado algo extrañas. El reportaje abarcó poco más de media página del número 3 de la revista semanal. Mi última inquietud, con la cual cerré la nota, la releo 22 años más tarde y confieso que hasta me da cierta vergüenza. Intuyo que tal vez De Luise, al escucharla de mi boca, también se haya quedado asombrado. Pero de todos modos, fue muy amable y respondió con total normalidad. A continuación, transcribo el párrafo completo: “¿Si mi meta es dirigir cancha de once? No, sería un error grosero. Son tan diferentes como querer pasar del pingo pong al tenis. Quien empezó a conocer este deporte ya no puede volver atrás”. 

Foto: Vicente De Luise, con la delegación de la Selección, en el viaje a Hong Kong (Mundial '92). "Veco", de bigotes, a la izquierda de la imagen, conversa con José Lopolito. 

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