agosto 06, 2021

CUANDO NUESTRO DIRECTOR NO HABLA DE FUTSAL

 

PERMÍTANME ESTE CONSEJITO. Leer para creer.
Muchas personas a las que les gustaría creer en Dios, encuentran dificultades para hacerlo. "Yo quiero creer, pero no puedo", diría alguien en una situación como la descrita. Pero, ¿por qué quieren y no pueden? Por supuesto, no existe un único motivo. Sin embargo, una de las explicaciones, pasa por el entorno que nos rodea: la escuela y el trabajo adonde concurrimos; el cine y la televisión que miramos; los libros que leemos; los juegos que jugamos en el celular o la tablet; lo que observamos en la computadora… Todo esto forma parte de nuestra cultura. Y si en la realidad cultural que nos envuelve, es muy poco lo que escuchamos de Dios, es probable que los intentos por seguirlo, se terminen diluyendo, por más ganas que tengamos de creer.
Para remediarlo, la mejor opción es que ante la indiferencia de nuestro entorno, seamos nosotros mismos los que vayamos a buscar a Dios. ¿Adonde? A las Escrituras, porque allí, en la Biblia, es donde está Su Palabra. Eso sí: luego de tomar la decisión, habrá que asumir el desafío de lidiar otra vez con el menosprecio de un mundo que, generalmente, se burla o se muestra totalmente desinteresado en abrir las páginas de este milenario manual de instrucciones, este libro que a lo largo de los tiempos en vano se intentó destruir, porque milagrosamente, gracias a Su cuidado, ha llegado hasta nuestros días.
Un sustento bíblico:
Dichosos más bien -contestó Yeshúa (Jesús)- los que oyen la palabra de Dios y la obedecen. Lucas 11:28

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