junio 18, 2018

CUANDO NUESTRO DIRECTOR NO HABLA DE FUTSAL

 A Pablo Wildau también se le da por escribir otras cosas, más allá de lo que sucede en nuestra actividad. Y como es el director, no nos queda alternativa que publicárselas... 


Escena número 1. 
Mundial de Rusia (o Brasil 2014, o cualquier competencia con la Selección como protagonista). Hinchas argentinos cantan con orgullo el Himno, se emocionan al entonar sus estrofas, gritan por el país sin temor a quedarse difónicos, se conmueven hasta las lágrimas enfundados en los colores patrios, se estrechan en interminables abrazos con el compañero de tribuna...
Escena número 2. 
Conde y Céspedes, 8 AM de un día laborable. Un muchacho de unos 40 años, ciego, se detiene con su bastón blanco en la esquina. Espera que alguien lo ayude a cruzar la calle. Una persona de la misma edad atraviesa Conde y va hacia donde aguarda el muchacho. Pero pasa junto a él con absoluta indiferencia.
No había signos de que estuviera apurado y era muy poco probable que no hubiese visto a la persona del bastón.  Sin embargó, la ignoró. Otro hombre que caminaba unos metros más atrás, se acercó y lo ayudó a llegar a la parada del 184: el no vidente iba a tomarse ese colectivo.
Estos hechos son más que sencillas anécdotas; constituyen acontecimientos puntuales, muestras que enmarcan una forma de ser de los argentinos y hasta de la conducta de la especia humana. ¿Por qué este supuesto amor que decimos sentir cuando rueda una pelota no lo ponemos en práctica en el día a día? ¿Por qué esa pasión de la que hacemos alarde no la enfocamos en tirar juntos para el mismo lado, sin un Mundial de por medio? ¿Por qué ahí sí ‘somos todos argentinos’ y en la vida cotidiana reina el individualismo, el egoísmo, el ‘sálvese quien pueda’, el ‘si te puedo pisar te piso’? ¿No será por eso que así está nuestro país? ¿No es por eso qué así está el planeta entero? Repleto de violencia, de odio, de guerras, de hambre... Jaqueado por la destrucción que sufre de manos de sus propios habitantes.
¿No será que los valores han sido alterados? Sólo así se entiende que un partido tenga más importancia que la persona que camina junto a nosotros por la calle. Que a un club de fútbol seamos capaces de decirle ‘te amo’ o lloremos por un campeonato o por un descenso sin ponernos colorados, mientras a veces no hacemos eso con los miembros de nuestra propia familia, ni mucho menos, titubeamos en ignorar los padecimientos del prójimo con tal de conseguir nuestros objetivos.
Sin dudas, contrastes... Contrastes que están acercando al hombre a su autodestrucción.

Pablo Wildau

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