febrero 24, 2015

LOS DESAPARECIDOS DEL FUTSAL

Hoy: Pablo "Metralleta" Montemarani

Pinocho tuvo en sus filas un auténtico crack. Mucho menos conocido que los "monstruos" que saltaron a la notoriedad a partir de la espectacular cosecha de títulos que tuvo lugar desde 2005 en adelante. Pero anteriormente, en el elenco de Villa Urquiza este jugador se destacó en gran medida, y si quizás hoy su apelllido no le es familiar a quienes no frecuentan la historia de Pinocho, es porque en esos tiempos la explosión mediática alimentada por Internet, por ejemplo, todavía muy lejos estaba de producirse. Pero lo cierto es que Montemarani fue un notable goleador que mucho colaboró para que el equipo que entonces dirigía Jorge Maldonado, ascendiera a Primera en 2001. Se trataba de un plantel donde convivían pibes que recién asomaban al mundo de la primera, como Mauro Riente, Santi Elías, Seba Corazza, Leandro Diaco, Nico Herrera, Pablo Fernández, Maxi Insúa y Pipi Ruscica, con otros de mayor experiencia, como el Rulo Roberto, Walter Scaraville... y nuestro hombre.
En efecto, la estirpe goleadora de Montemarani fue un arma mortífera en la campaña que consagró a Pinocho campeón de Segunda en 2001. Sus tantos, solía festejarlos haciendo el claro ademán de disparar con una ametralladora. De ahí, surgió el legendario apodo, impulsado a más no poder por una hinchada que se volvía loca y cantaba "metralleeeta, metralleeeta..." cada vez que su referente perforaba una red contraria.
Por esas cosas del futsal, el jugador en cuestión siguió poco tiempo más en actividad. Pese a que todavía era joven -no llegaba  a los 30 años- (es verdad, comparado con los pibes que empezaban a ser figuras, era todo un veterano), su carrera se extinguió pronto. En 2002 llegó a disputar algunos encuentros en la A, pero en 2003, cuando el Bicho Freire ya dirigía a Pinocho, su nombre dejó de estar escrito en la planilla. Quizás no se lo extrañó en la medida de lo esperado, considerando que en Pinocho la renovación encabezada por los juveniles, adquiría un protagonismo cada vez más importante.
Sin embargo, los más memorioso, seguramente recuerden su notable poder ofensivo y alguna lágrima se les caiga, cuando ubicando la mente casi 15 años atrás, vuelvan a escuchar aquella desencajada explosión de júbilo: "Metralleeeeta, metralleeeta..."      

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