enero 06, 2024

CUANDO NUESTRO DIRECTOR NO HABLA DE FUTSAL

 NO ES IGUAL, AUNQUE PAREZCA QUE SÍ

Muchos quisieran saber el motivo por el cual, si Dios existe, ladrones, asesinos y gente deshonesta en general, no siempre son castigados. Asimismo, tampoco parecieran tener recompensa aquellos que no se apartan del camino correcto. Así como está el mundo, da la sensación de que no solo es lo mismo hacer las cosas bien o hacerlas mal, sino que siendo tal el grado de corrupción, directamente es preferible hacer lo malo y aprovecharse de la sombra protectora de la impunidad.

En la Biblia, este tema es tratado generosamente. Varios de sus autores escribieron sobre este aparente misterio, pues lo mismo que pasa hoy, ocurría miles de años atrás. Y la uniformidad de criterios es generalizada: si bien la justicia a menudo se ausenta en nuestro breve pasaje por esta tierra, del Señor nadie puede burlarse, y dará a cada uno su premio o castigo, el día en que nos toque presentarnos ante Él. Los hará tanto con quienes viven como si Dios no existiera, como con quienes tratan de hacer Su voluntad.

Como para dar una opinión definitiva sobre el tema, el propio Yeshúa (Jesús) lo dejó en claro mediante la parábola del trigo y la cizaña. Ambas plantas crecían juntas en un campo, pero la segunda –sembrada por un enemigo- era una hierba mala. Cuando la cizaña fue descubierta, le preguntaron al dueño del terreno si debían arrancarla.  “Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo” (Mateo 13:29). Pero agregó que más adelante, al momento de la cosecha, las espigas fueran a diferentes destinos: que a la cizaña la arrojaran al fuego, y que al trigo, que era el producto de una semilla buena, lo llevaran a su granero.

Un sustento bíblico: 

No se dejen engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará. Gálatas 6:7.


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