EL DISEÑO DEL DISEÑADOR
El complejo ecosistema del que somos parte, está conformado por millones de seres vivientes, por especies animales y vegetales conviviendo bajo leyes que favorecen un hábitat ordenado y armonioso. La naturaleza se mueve gracias a un aceitado mecanismo que incluye al hombre como partícipe privilegiado de su inmensa riqueza. Cada organismo, es una maquinaria preparada para vivir bajo la luz del sol, fuente de energía que impulsa el funcionamiento de todo lo que existe sobre la faz de la tierra. Nuestro cuerpo es una maravillosa máquina, compuesta por miles de piezas articuladas armoniosamente. Sus engranajes están organizados con la complejidad de un reloj, de un avión… Pero es mucho más que eso, porque además, el ser humano respira, piensa. Siente amor, tristeza. Se emociona. Tiene vida. Detrás del impresionante trabajo de diseño que incluye a la especie humana y todo lo que lo rodea, hay una mano poderosa, encargada de construir el delicado engranaje y ponerlo en marcha con una sabiduría extraordinaria. La lógica nos indica que ante semejante diseño, también existe un diseñador. Ese diseñador con mano poderosa, nos habló a través de los profetas, confirmándonos que es así: existe un Creador del Universo… y es Él. Pero no se conformó con crear todo y dejarlo librado a la suerte. Dios también está dispuesto a actuar a favor de Sus criaturas. Después, queda en ellas (o sea, nosotros) reconocer a nuestro Creador y seguir Sus instrucciones para nuestro mejor andar por la vida, o darle vuelta la cara y alejarnos de Él, y el mensaje de amor y salvación que nos ofrece.
Un sustento bíblico:
Porque toda casa tiene su constructor, pero el constructor de todo es Dios. Hebreos 3:4.
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