Lo primero que hay que destacar es la increíble confraternidad que entablaron ambos equipos apenas sus hinchadas llegaron al estadio. En el entretiempo de Arsenal-Banfield, cantaron juntos, e ingresando al rectángulo para celebrar, hicieron que aquel encuentro se demorara más de la cuenta. Luego, siguieron en la previa de su propia final: unidos para acordarse de Ferro de Merlo y Libertad con más énfasis, también se agasajaron mutuamente con un estruendoso "dale campeón", algo que por tener los mismo colores le puso un condimento especial a la amistad que acababa de surgir.
Contagiados por ese clima, los jugadores , distendidos, aportaron lo suyo, bailando, cantando y dando la vuelta olímpica juntos antes del inicio. Después, se metieron en el partido, donde los de Villa Lugano hicieron un poco mejor las cosas y se llevaron un merecido premio: nada menos que el campeonato. Sin embargo, a Glorias no lo invadió la tristeza ni mucho menos. Su objetivo, el del retorno a Primera, también estaba cumplido desde hacía una semana.
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