enero 01, 2019

VÍCTOR VELÁZQUEZ: UN BAJO PERFIL QUE CONMOVIÓ HASTA LA EMOCIÓN PROFUNDA

Uno de los instantes más emotivos que tuvo la ceremonia de graduación de la Escuela de Técnicos, se dio cuando Víctor Hugo Velásquez pasó al frente a recibir su diploma. Hombre de muy pocas palabras y tono de voz suave,  en esta ocasión tan especial, sin embargo, resolvió dar un pequeño discurso. Mediante sus dichos, la mayoría de los presentes -posiblemente, hasta sus propios compañeros de segundo año- se enteró de su particular situación. Habitante de una zona muy humilde del conurbano bonaerense, Víctor llegó de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) hace unos 15 años. Se estableció en el partido de Lomas de Zamora, formó una familia (sus tres hijas lo acompañan en la foto), trabajó duramente como empleado de la construcción y todavía le quedó tiempo para dedicarse al fútbol. ¿Cómo? De a poco, comenzó a levantar una canchita en un descampado de su zona. "Nosotros lo llamamos barrio previo, es un barrio tomado", se sinceró, parándose frente a la concurrencia, mientras a más de uno, probablemente, se le hacía uno nudo en la garganta al escucharlo.
Víctor contó del esfuerzo realizado para construir esa cancha, y como de a poco las horas y el trabajo invertidos fueron dando frutos, ya que esas modestas instalaciones fueron adquiriendo formato de un club que en la actualidad alberga a un montón de chicos llenos de necesidades tanto afectivas como materiales. Pero la satisfacción que irradiaba su rostro curtido por el sol, permitía adivinar que al menos, la escuelita estaba cumpliendo su función deportiva y social. 
"Yo no soy de hablar mucho..." Víctor reconocía su perfil bajo y ponía de manifiesto que no provenía del palo del futsal. Así y todo, su empeño por aprender más y más sobre este deporte, lo llevó durante dos años, a emprender prácticamente cada sábado por la mañana, el largo viaje desde su barrio hasta la Escuela, en Agronomía, trasbordando colectivos y restándole horas a un descanso que seguramente mucho precisaba.
Su premio lo tuvo el sábado 22 de diciembre. El diploma y la medalla llegaron tras dos años de estudio; de haber permanecido en clase sin emitir queja alguna, de haberse sumergido en materias desconocidas y de haber tomado apuntes desafiando el cansancio de agotadoras semanas. Los saludos de los docentes, los abrazos de sus compañeros, los besos de su familia, tal vez se hayan convertido en la hermosa recompensa que anhelaba.
¡Qué tengas un gran 2019 Víctor! Lo mismo, que toda la gente de nuestro querido futsal.   

2 comentarios:

Unknown dijo...

Un gran ejemplo de que si se quiere, se puede... Muchos Exitos...

Unknown dijo...

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