febrero 28, 2008

SE RETIRA LUCIANO DOPICO, TODO UN PERSONAJE DEL FUTSAL


Con muy buena onda, Viñas y "Luchi" Dopico se fotografiaron juntos.
“No atajo más, ahora voy a colaborar con el cuerpo técnico de Kimberley”, fue la novedad con la que Luciano Dopico recibió el 2008. Seguramente, su nombre no será recordado por tratarse de un arquero brillante ni por espectaculares noche bajo los palos. Su carrera apenas roza la medianía que le otorga haber sido un chico voluntarioso y de encomiable constancia. Sin embargo, “Luchi” es famoso por otras cuestiones, mucho más cercanas a su forma de ser y de sentir el fútbol, que a su rendimiento deportivo. Y por eso, su retiro no puede pasar inadvertido.
A la largo de sus casi diez años de trayectoria, fueron más las veces que integró el banco de suplentes que en las que salió de movida. Pero ya sea en una circunstancia o en la otra, siempre se las ingenió para hacerse notar. Y vaya que lo logró.
“Luchi” fue una verdadera pesadilla para los árbitros. Su inusitada incontinencia verbal enloqueció tanto a los hombres de negro, que el podio de expulsiones de un suplente, lo tiene como ganador absoluto. Algunos, no dudan en ensayar un paralelismo con el “Rifle” Castellano, el guardavalla de Rosario Central que en fútbol de campo, fue expulsado tres veces en el último año estando en el banco. Pero el menor de los Dopico excede esa comparación, porque también como titular supo ver la tarjeta roja en reiteradas oportunidades.
Algunas de ellas fueron famosas. Como aquella noche de 1999, cuando siendo apenas un pibe y jugando para Defensores de Belgrano, armó un escándalo descomunal frente a Parque. “Ellos ya habían salido campeones, nos ganaban como 16 a 4 y nos festejaban los goles como si el partido estuviera 0 a 0”, se justificó. “Yo soy hincha de Platense y me la banco”, vociferaba Luchi aquel día, desorbitados los ojos y preso de una crisis nerviosa.
No obstante, según su propio criterio, no es ése el mayor descontrol que hizo en una cancha. “El peor fue jugando para All Boys Saavedra contra Ferrocarril Mitre. Ahí me la agarré con el árbitro, que era Adrián Galante. No me podía parar ni todo el equipo junto. En el informe me aniquiló. Era como para que me dieran dos años de suspensión. Suerte que fue mi viejo a hablar al Tribunal de Disciplina y me terminaron dando sólo diez partidos”.
A la luz de acontecimientos como estos, resulta difícil pensar que el ex arquero no es una persona violenta, porque de hecho, fueron numerosas las ocasiones donde sus repudiables actitudes fueron disparadoras de incidentes. Sin embargo, no deja de llamar la atención que más allá de los partidos, parezca el ser más bueno sobre la faz de la Tierra, algo que lo vuelve tan querible como insufrible si la pelota empieza a rodar . Porque como a muchos les suele suceder –aunque no en esta medida- “Luchi” se transforma cuando suena la pitada inicial, dando origen al más desmesurado repertorio de protestas. Sus quejas, a muchos, les resultaban simpáticas. A los árbitros, seguro que no. Y por eso, se lo hicieron pagar con creces, aún cuando quizás no lo merecía. Es que el viejo refrán “hazte la fama y échate a dormir”, parecía estar hecho a su exacta medida.
Ahora que a los 27 años ha confirmado su retiro, ya no cuidará más el arco, aunque desde su rol de ayudante de Condorito González, seguirá ocupando un lugar en el banco. Sólo el devenir de las fechas revelará si en esta nueva función, la responsabilidad lo hará controlar sus impulsos desenfrenados, o si por el contrario, nada cambiará.

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