“NO PASA NADA”
“No pasa nada… Divertite. Nadie puede quitarte el derecho a pasarla bien”. El hijo del vecino (*) escuchó a su compañero de colegio, aquella noche. Lo estaba invitando a consumir una sustancia con la que, según decía, podría bailar sin parar. El hijo del vecino dudó, pero unos segundos después, le respondió al supuesto amigo: “No, gracias”. Y se fue a su casa.
Hasta hace unos años, las drogas más populares eran la cocaína y la marihuana. Sin que estas quedaran de lado, además fueron ganando terreno las drogas de diseño, unas pastillas que los jóvenes suelen ingerir en grandes cantidades en sus salidas nocturnas. Aparentemente, son inofensivas y a simple vista, su efecto es contribuir a que el consumidor, disfrute y se divierta. Sin embargo, detrás de la breve alegría que son capaces de generar, viene un negro panorama que no muchos tienen en cuenta. Cuando el efecto se va, aparecen personajes nada amigables, como la depresión, la ansiedad, y también el deterioro de las relaciones con nuestros seres queridos. Algo parecido, sucede con otros alucinógenos y con las bebidas alcohólicas, una droga que, ahora legalizada, sigue avanzando con fuerza y su alto consumo, provocando desastres entre jóvenes y adultos, a nivel individual y por consecuencia, en la sociedad toda.
A veces es difícil negarse cuando las personas que nos rodean se suben a la ola y tratan de influir para que nos unamos a ellos. La tentación es grande. Sin embargo, nadie puede obligarnos a nada. Por más que la presión social sea intensa, usemos las herramientas que el Señor nos proporcionó para apartarnos del mal, así como afirmó el apóstol Pablo: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).
Un sustento bíblico:
Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse. Proverbios 25:28.
(*) Acá o en cualquier rincón del mundo… El “hijo del vecino” podrías ser vos, yo, o cualquier hijo de vecino.
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