Hoy: José Luis Lamela.
Esta foto de Atlético Lugano 1996 amerita la mención de varios jugadores. A lo mejor, el caso más notorio sea el de Diego Giustozzi (el primero de la izquierda, arriba) por ser el que condujo en su rol de entrenador, a la Selección hacia el campeonato del mundo. También está Nicolás Noriega (arquero vestido de rojo y blanco), el actual DT de la Selección femenina. Mariano Tallaferro (al lado de Giustozzi) y el crack Daniel Martín (último de los agachados) son, además, merecedores de páginas destacadas en la historia de la actividad.
Pero más allá de estos futsaleros que una vez concluidas sus campañas se desempeñaron en otras funciones dentro de la disciplina, el objetivo de esta nota es el de recordar el paso de José Luis Lamela por las cancha del futsal. En la imagen, se lo ve sonriente, con el balón debajo de su mano derecha. Quienes lo vieron en acción aseguran que fue un jugador espectacular, destacándose en el contexto de un deporte que aunque tenía prácticamente las mismas reglas, era diferente en relación a muchas cosas. La importancia que con el transcurso de los años fue adquiriendo el aspecto físico, es uno de esos elementos. Y por cierto, el “Panadero”, no sobresalía por un alto nivel atlético sino por su técnica, que lo llevó a destacarse no sólo en aquel elenco de 25 de Mayo de Martínez –que utilizaba la afiliación de Lugano para competir en AFA- sino más allá del futsal, y en diferentes equipos de la zona norte del Gran Buenos Aires. Si bien no heredó su apodo ni actuó oficialmente en el futsal de AFA, su hijo Erik sí tomó el legado futbolero de su padre, llegando a lo más alto del fútbol de cancha de once. Cuando esta foto fue sacada por Ricardo "Fogonazo" Peirano hace un cuarto de siglo, el pequeño Lamela andaría por los cuatro años. Pronto, una ascendente carrera lo catapultaría a la primera de River Plate, a la Selección y al fútbol europeo.
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