PERMÍTANME ESTA REFLEXIÓN. LA LUCHA ENTRE EL BIEN Y EL MAL
Así como las Escrituras nos revelan a Dios, también nos cuentan
sobre la existencia del diablo. Hoy, se lo suele caracterizar como a un
personaje de ficción, entre pícaro y simpático, que incluso, vestido de rojo,
aparece como un dibujo animado en series infantiles. Sin embargo, de acuerdo a
la Palabra, no es recomendable tomar el tema en broma, sino todo lo contrario. Satanás
es el enemigo de Dios y como tal, lleva a cabo una lucha que apunta a que la
gente descrea de Su existencia y Su poder.
La Biblia se refiere al diablo en numerosos pasajes. Por
ejemplo, cuando dice que “se disfraza de ángel de luz” (2 Corintios 11:14). O
sea, que mediante el engaño, sabe cómo hacer para que lo vean como a un
pintoresco personaje de ficción, mientras su verdadero propósito, es el de
alejar a la gente de la salvación que proviene de Dios.
Si prestamos atención a la tremenda realidad de este mundo, el
diablo estaría cumpliendo su objetivo, porque mientras en general la humanidad se
aparta de su Creador y se toma en broma a satanás, la tierra va camino hacia su
autodestrucción, algo que también ha sido predicho en las Escrituras.
Nadie está exento de ser alcanzado por los engaños del “ángel de
luz”, los cuales nos llevarían a la perdición. Por eso, la Biblia nos advierte:
“Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas
del diablo” (Efesios 6:11). Todo esto podría parecer un cuento de niños, pero
es parte de una lucha sostenida entre el bien y el mal a niveles espirituales.
Una lucha –la del bien y el mal- que además se presenta cada día a nivel
terrenal y hasta se libra en nuestro interior. Una lucha en la cual Yeshúa
(Jesús) ya obtuvo la victoria, cuando logró resistir a todas las tentaciones
que le propuso el enemigo. Si así lo reconocemos, el mismo Yeshúa es el que
ahora nos ayudará a no caer en las trampas que en vez de conducirnos hacia el
Cielo, estarán acercándonos a las tinieblas.
Un sustento bíblico:
Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. 1 Pedro 5:8.
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