PERMÍTANME ESTE CONSEJITO. Qué mejor que hacerlo en paz...
No tenemos la humildad para reconocer que quienes
impartieron las reglas –en casa, en el colegio, etc-, más allá de que pueden
equivocarse, tienen más experiencia y lo hicieron para nuestro bienestar y el
de las personas que nos rodean.
Así también ocurre en la relación entre el ser humano
y su Creador. Hay gente que no quiere saber nada con Dios, porque esto
significaría que a la par de creer en Él, debemos aceptar las reglas que el
Señor nos da para que vivamos mejor. Es que una cosa, viene acompañada de la
otra, pues Dios y Su justicia no pueden separarse. Y como en función de nuestra
naturaleza rebelde, nos enfrentamos a leyes que no son cómodas ni simpáticas de
cumplir, muchos eligen ignorarlo, afirmando que es autoritario, que no nos ama
o que no existe. Entonces, siguen su vida lejos de Dios y de Sus instrucciones.
Aquí, los que dictan las normas pueden equivocarse,
pero la justicia y la sabiduría del Eterno son perfectas. Si disgustados con
nuestros padres nos vamos de casa, quizás nunca volvamos y nada pasará. En cambio,
algún día, estaremos ante Dios. Y qué mejor que hacerlo llenos de la paz de
haber caminado junto a Él en nuestra vida terrenal.
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