junio 17, 2022

CUANDO NUESTRO DIRECTOR NO HABLA DE FUTSAL

RICOS PERO POBRES

Un periodista de larga trayectoria se refirió a los problemas económicos que los trabajadores estaban sufriendo en su empresa, un reconocido diario de su país. Hay casos, escribió, dónde los hombres de prensa, perciben mensualmente un dinero parecido al que ganan personas que venden pañuelos en la calle para poder subsistir. Su malestar frente a la patronal de la empresa, los había llevado a hacer una huelga. Así, pretendían lograr condiciones de trabajo más dignas.

Esta problemática de patrones ricos y empleados pobres es tan vieja como el mundo. Ya hace miles de años, a través de las Escrituras, Dios formuló una advertencia para los poderosos: No oprimirás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus conciudadanos o uno de los extranjeros que habita en tu tierra y en tus ciudades (Deuteronomio 24:14).

Sin embargo la advertencia no sirvió de mucho, porque el corazón del ser humano no tiende a compartir sino a acumular más y más para sí mismo. Esto explica la realidad de un mundo injusto, en el que los ricos son cada vez más ricos, y los pobres, cada vez más pobres. Pero no se trata de centrar las acusaciones en los millonarios porque en general, nadie está libre de culpa. El problema no pasa por la plata que tenga cada uno, sino por el egoísmo que anida en nuestros corazones.

Dios también ha advertido sobre lo qué sucederá si, tratando de acumular bienes materiales en esta vida, nos desentendemos del que, justamente, nos la ha dado. La codicia, es uno de los grandes males de este mundo, y al igual que tantos pecados, nos apartará de la compañía eterna del Señor, de no haber un arrepentimiento sincero luego de haber caído en él.

Un sustento bíblico:

A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios, que nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos. 1 Timoteo 6:17.

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