¿Qué es la ansiedad? Es un estado al que se lo
podría definir, como “no saber esperar, estar demasiado pendientes
de cosas que no ocurrieron y que no sabemos si ocurrirán. Estar preocupados por
situaciones que incluso probablemente nunca sucedan”. Y cuando
esa preocupación es tan grande que no nos deja vivir tranquilos, podríamos
estar entrando en un trastorno de ansiedad muy delicado.
Dios nos advierte que en situaciones cómo
estás también está a nuestro lado. El Señor nos conoce y sabe que nuestra mente
tiende a adelantarse para querer resolver problemas que tal vez ni siquiera existan.
Frente a estos momentos traumáticos, un gran recurso es tener en cuenta que
Dios nos ofrece un descanso que no hallaremos en ninguna otra parte. Si
dirigimos nuestras oraciones a Él, haciéndolo partícipes de los temores, Él no
sólo nos escuchará, además, si Su perfecta voluntad así lo considera, nos
ayudará a reparar las dificultades que se nos presenten.
Cuando estuvo en la tierra, Yeshúa (Jesús) atravesó
por muchas de estas luchas que nos toca vivir. Como el intermediario que es
entre Dios Padre y Sus hijos, también usará Su poder a nuestro favor, para
ayudarnos a encontrar las soluciones y darnos el descanso que necesitamos. Por
eso, en lugar de internarnos en laberintos mentales de dudosa salida, cedámosle
a Yeshúa el control, que incluye esa pesada carga que nos agobia, y que Él se
ofrece a llevar por nosotros.
Confiemos en el amor que nos tiene y en Su
ilimitado poder para despejar un camino que creemos lleno de obstáculos. Así,
quizás lograremos que también se vaya deshaciendo esa ansiedad de la que tanto
nos cuesta desprendernos.
Un sustento bíblico:
Echen sobre Él toda su ansiedad porque Él
tiene cuidado de ustedes. 1 Pedro 5:7.
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