LIBRE DE CULPA, LLENO DE PAZ
A veces tenemos la sensación de que todo lo
hacemos mal, que siempre nos falta algo para cumplir lo que Dios nos demanda. Y
eso es correcto porque nunca lograremos estar a la altura de Su justicia ni lo
que pretende de nosotros. Por más esfuerzo que hagamos, siempre estaremos en
deuda. Sin embargo Él también desea entregarnos Su paz, una paz en abundancia,
para que espiritualmente ya no tengamos que atravesar por viejos sufrimientos.
Por eso, la deuda para con nuestro Creador, ya
ha sido pagada por Yeshúa (Jesús). Esto no significa que no tengamos que seguir
obedeciendo Sus mandatos. Pero si no podemos hacerlo, el arrepentimiento sincero
y la confesión en una simple oración dirigida a nuestro Padre celestial, son elementos
suficientes para que el Señor nos extienda Su mano bondadosa. Por la sangre
derramada por el Mesías, hemos sido perdonados, pero si sabiendo esto, la culpa
por estar en falta sigue atormentándonos, estamos sosteniendo una inmadurez que
probablemente no esté fundamentada en Dios sino en aspectos de nuestro carácter
que debemos componer. Lo positivo es que para hacerlo, también podemos contar
con Él, que en todo momento nos ofrece Su desinteresado auxilio.
Todos somos culpables pero al aceptar la obra
redentora de Yeshúa, Su sacrificio nos libera del pecado y nos conduce a un
terreno de paz interior que Dios quiere entregarnos. Luego, está en nosotros,
el hecho de tratar de despojarnos de nuestras viejas ataduras y tomar posesión
de él.
Un sustento bíblico:
(Dijo Yeshúa –Jesús-): La paz les dejo; mi paz
les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se
acobarden. Juan 14:27.
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