En 2018 se cumplen 20 años del ascenso de Villa Modelo a Primera. El club de Gerli secundó a San Lorenzo en el camino hacia la A. El Ciclón había sido el campeón anual y Modelo, ganó el reducido en el mismo año de su ingreso a la actividad, tras superar a Sunderland, Parque y Juventud Unida sucesivamente.
Esta fue la nota que le hicimos a David Regueiro para el libro "20 años de Futsal en la Argentina". El actual DT del rojinegro, había sido uno de los estandartes de aquel equipo que por primera vez llegaba a la máxima categoría de AFA.
“NOS BASÁBAMOS EN LAS INDIVIDUALIDADES”
Al cabo de su primer año en Futsal, Villa Modelo ya se dio el gusto de ascender de categoría. Si bien el campeón de la temporada fue San Lorenzo, a los rojinegros les cabe el mérito de haber hecho un excelente Apertura -el Ciclón lo aventajó sólo por un punto- y luego de aflojar un poco en el Clausura, imponerse en un octogonal donde eliminó a rivales muy difíciles.
David Regueiro, uno de los símbolos de aquél equipo, recuerda cómo se dio el ingreso del club a la actividad: “En el 97, Hebert Birriel y yo íbamos mucho al club. El era técnico de Dock Sud en cancha grande y yo el preparador físico. Así comenzamos a tener una relación fluida con Ernesto Díaz, el presidente. Un día él nos comentó que tenía la idea de entrar a la AFA y nos propuso armar el futsal. Aceptamos. Nos dio un reglamento y en el 98 empezamos a probar jugadores. Venían pibes de todos lados. Había una cantidad impresionante y aunque la mayoría nunca había jugado futsal, así se comenzó a formar el gran equipo que ascendió a fin de año”.
El inicio del torneo encontró a San Lorenzo y Modelo corriendo cabeza a cabeza. Ambos habían ganado todos los partidos, hasta que en la séptima fecha se cruzaron en cancha de Platense, en un cotejo televisado. Los rojinegros fueron derrotados y perdieron terreno, pero igual pelearon la punta hasta el final del Apertura contra un súper equipo que nunca más se cayó. Regueiro comenta: “Salíamos a ganar todos los partidos. Era un equipo muy generoso, no nos parábamos nunca ni nos cerrábamos atrás, y eso a veces nos traía problemas porque nos llegaban mucho. Pero al único que más o menos respetábamos era a San Lorenzo, y ellos también nos respetaban a nosotros. En los demás partidos, siempre salimos a presionar con todo”.
El quinteto base del equipo estaba conformado por Gastón Gandur en el arco; Daniel Guijo, Hernán Caruso -quien allí se hizo conocido por su enorme habilidad-, el uruguayo Martín López y el propio David Regueiro. Además, alternaba con mucha frecuencia el pivot Ricardo “Witty” Martínez. En tercera, jugaba un chico que recién en las finales aparecería en el plantel superior, pero que antes de eso, ya había actuado en la Selección Nacional: Matías Navarro. En cuanto a la dirección técnica, tres entrenadores dirigieron a Villa Modelo durante el año. “El primero fue Birriel -cuenta David-, pero estuvo las primeras cuatro fechas y se fue por una decisión personal. Lo reemplazó interinamente Ernesto Díaz, el mismo presidente. Y para la segunda rueda llegó Daniel Luaces, que ya se quedó hasta el final”.
Cuenta David que a pesar de aquellos cambios, el planteo de juego no varió en absoluto: “En ese entonces todavía ni nosotros ni los técnicos, sabíamos bien de lo que se trataba el futsal. Éramos un equipo que se basaba en las individualidades. Sacaba ventaja por las grandes cualidades técnicas y no por la táctica. Jugábamos dos-dos. Dany Guijo y yo abajo y el Flaco Caruso y Martín López adelante. El único que nos había enseñado algo de futsal era un uruguayo que estuvo al principio, como ayudante de Birriel. Yo traté de incorporar algunas de sus enseñanzas, pero recién más adelante, cuando estuvimos en primera, logré aprender muchos conceptos más”.
En los años posteriores, por algunos pasajes del torneo, Regueiro llegó a dirigir en forma interina al primer equipo, mientras paralelamente se desempeñaba como jugador.
En aquel octogonal del 98, Modelo dejó atrás a Sunderland, Parque y por último, ante Juventud Unida, en el Cedem de Caseros, celebró la primera gran alegría de su corta historia en la actividad.
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