“En enero me llamó César
González, Condorito…Quería que fuera parte de su cuerpo técnico, tras la ida de
Gastón Dopico a Kimberley. Arrancamos con muchas expectativas, como siempre se
arranca todo año deportivo. Hoy ya tenemos más claro el objetivo”, indica Guido
Ferrero (en la foto entre Giustozzi y el BAmbino Lombardini), quien en agosto había dejado la dirección técnica de un Bomberos que
luchaba por mantener la categoría en Segunda División. Finalmente, no lo
lograría. Meses más tarde, se incorporaba a Estrella de Boedo.
-¿Conocías a Condorito?
-Nunca había hablado con él,
aunque por su trayectoria, obviamente sí. Creo que le llegaron buenas
referencias de la Escuela de Técnicos, de Facu (Ruscica) y Beto (Coronel). Por
eso me convocó.
-¿Sos docente de la Escuela?
-Sí, con el propósito de
ayudar a los estudiantes a formarse, y a transmitir no cosas que uno inventó,
sino de lo que aprendió de la gente que más sabe. Aprovechar y colaborar así
como a uno también lo han ayudado en su momento. Es un pasaje. Estoy agradecido de que me hayan dado ese
espacio.
-¿Cómo fue la primera
conversación con Condorito?
-Lo que me sorprendió es que
me dijera que él no quería ayudantes mudos, que me sienta con plena confianza
para trabajar, intervenir y aportar
ideas. Eso es lo que me convenció a la hora de tomar la decisión. Le estoy muy
agradecido.
-¿Estabas buscando club?
-Uno siempre busca… Pero
hasta el llamado de César, no había salido nada concreto.
-¿Hiciste un balance de tu
paso por Bomberos?
-De todo se aprende. A los
jugadores, como les dije al irme, sólo les tengo palabras de agradecimiento.
Hasta el último entrenamiento dejaron todo. Pero había ciertas dificultades y
ya me sentía sin fuerza ni recursos para seguir afrontando la competencia. No
estaba rindiendo al cien por ciento como entrenador.
-¿Te dolió el descenso, pese
a que ya no estabas?
-Sí, claro. Porque quedaron
jugadores con los cuales uno compartió muchas cosas. Al ser así, te vas
encariñando con el plantel y te duele saber lo que sufrieron Había algunos
chicos que hasta hinchas de Bomberos eran… Por supuesto que lo lamenté y no me
gustó el descenso.
-¿Dudaste porque pasabas de
dirigir a ser ayudante?
-Sí… mis ganas siempre
apuntaron a ser yo el técnico de un equipo. Pero el hecho de tratarse de la división
de honor influyó mucho. Para mí es un sueño cumplido trabajar en esta categoría
y aprender de alguien con la trayectoria de César González. Estoy muy contento.
-¿Trabajan juntos pero son
rivales en el fútbol de ascenso?
-Sí, sí… Hubo una charla
cuando ya habíamos empezado a trabajar juntos. No sé cómo se dio pero él me
comentó que era de Defensores de Belgrano. Le dije: “Ah bueno, pero entonces yo
me tengo que ir…” Ahí se enteró de mi cariño por Excursionistas. En ese club me
formé como entrenador, crecí como persona y Excursio siempre estará en mi
corazón. En el futsal es mi segunda casa.
-¿No te quiso echar?
-Siempre hay chicanas, pero
no, para nada (risas). La relación es muy buena…
-Al comienzo de la nota
mencionaste los objetivos que se trazaron. ¿Cuáles son?
-Las expectativas son las
mejores a la hora de soñar. Pero hay que tener los pies sobre la tierra. A lo
que apuntamos es a hacer un buen colchón de puntos en la primera rueda, para
así en la segunda no tener que preocuparnos por la tabla de abajo. El próximo
objetivo sí, sería el de entrar a los playoffs.
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