Debutó en primera a comienzos de la década de 2000. El ambiente del futsal lo recuerda como el jugador de apellido difícil. En Glorias, en tanto, dejó su huella por ser un futbolista de generoso despliegue, incansable y de buen manejo. En su primera etapa en el club de Tigre, llegó a jugar de arquero en unos cuantos partidos, para aprovechar su criteriosa salida con los pies.
Luego, se fue a préstamo a 17 de Agosto y en el equipo que entonces dirigía Charly Fernández también cumplió. A continuación regresó a Glorias y tuvo un par de buenas temporadas, coronadas con el ascenso a Primera. Pero de la noche a la mañana, y siendo aún muy joven, dejó de integrar el plantel albirrojo y a su dificultoso apellido tampoco se lo vio en la lista de buena fe de ningún otro club.
Hace unos cinco años, desapareció de la actividad, a la que, seguramente por cuestiones laborales, tuvo que dejar de priorizar. Pero sin dudas, sobre todo en Glorias, se extrañó su incansable batallar.
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