octubre 16, 2018

¿TE ACORDÁS, HERMANO?


El primer ascenso de Racing a Primera División, en 1999. La Academia le ganó la final por el segundo ascenso a Cervantes, dando la vuelta olímpica en la cancha de Lamadrid. Parados: Rodrigo Ledesma, Fernando Tartaglia, Julián Lamas, Javier Lamas, Mariano De María y Federico Kiesel. Hincados: Fernando Torres, Carlos Rojas, Leonardo Giménez, Carlos Kechichian y Sebastián Miño.
Esta es la nota que le hiciéramos Leo Giménez (uno de sus jugadores más destacados) para el libro "20 años de Futsal en la Argentina".

“SUBIMOS CON ANGUSTIA, PERO MERECIDAMENTE”

La Academia que logró el ascenso tuvo en Giménez a uno de sus referentes fundamentales, además de haber sido el scorer del equipo -marcó 33 goles- durante el campeonato. Esa temporada, fue la única en la que Leo jugó para Racing. “Mi hermano Fabio, había arreglado como técnico a fines del año anterior y en ese 99 arrancó dirigiendo él”, cuenta Giménez, explicando así la razón principal de su llegada al club. “Conmigo también vinieron Fernando Tartaglia (el arquero, al igual que Leo, procedía de Parque), Julián Lamas y Mariano de María”.
Los jugadores mencionados, sumados a Javier Lamas, se constituirían en el elenco titular del equipo que peleó el título con Parque a lo largo de todo el año.
“Eramos uno de los pocos equipos que salíamos a atacar en todas las canchas -se enorgullece- y lo hacíamos con un sistema bien definido: De María y yo presionábamos la salida de los rivales, Julián quedaba en el medio y Javier, atrás; terminábamos formando el típico rombo”.
El buen estado físico del equipo era, según Leo, una de las causas del éxito racinguista. “Podíamos tener esa vocación ofensiva porque éramos aviones. Racing era el único del torneo de Segunda que entrenaba cuatro días a la semana. Aparte, la pretemporada que habíamos hecho fue espectacular. Recuerdo que, sólo la entrada en calor, eran dos vueltas a la facultad de Agronomía, que es gigante. Personalmente, el estado físico que tuve ese año, nunca más volví a conseguirlo: tenía un ida y vuelta tremendo”.
En la segunda rueda Fabio dejó la dirección técnica, seducido para regresar a jugar fútbol de campo, en Bolivia. Pero el puesto no se alejó de la familia, ya que la función la asumió Miguel Giménez, el padre. “Pero la manera de jugar siguió siendo prácticamente la misma”, afirma Leo.
En el Clausura, a diferencia del Apertura, Racing no le cedió un milímetro de ventaja a Parque, y se adueñó del campeonato. La final por el primer ascenso, volvía a ponerlos frente a frente y, para Giménez, se trataba de un doble partido especial por su pasado en la institución rival. Debido a la cercanía, se jugaba  un verdadero clásico entre vecinos, ya que hasta ese año la Academia utilizó su sede de Villa del Parque (en el 2000 se mudaría a Avellaneda).
En el primer chico, que finalizó empatado, Leo marcó uno de los goles, coronando una buena jugada conjunta. “Detrás del arco estaba la hinchada de Parque; me reprochaban que lo haya gritado, pero nunca quise faltarles el respeto, me salió festejarlo porque fue una pared bárbara con De María. Salió como lo habíamos planificado tantas veces”. El primer ascenso, no obstante, se lo llevó Parque y Racing debió aguardar al ganador del octogonal para intentar la revancha. “Fue un mes y medio de mucha incertidumbre. No jugamos ningún partido, sólo entrenábamos y esperábamos, lo que hizo que perdiéramos un poco de nivel. Encima, antes del primer chico con Cervantes discutimos entre nosotros. Eso se notó en la cancha y perdimos bien”.
Días después, volvieron a verse en Lamadrid, donde Racing fue local al tener su gimnasio clausurado por los incidentes de la final: “Teníamos que ganar por cuatro goles y estaba muy difícil. Quedaba poco tiempo y nos faltaban tres. Durante todo el partido a Carlitos Kapelian le habíamos pateado junto con Julián Lamas de todos lados, y no la pudimos meter. Pero entró Fernando Lavezzi y clavó tres zapatazos, el último fue un golazo al ángulo del Gordo, sobre la hora. Ascendimos con angustia, pero no tengo dudas que fue en forma merecida”.

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