julio 28, 2011

FABIÁN LÓPEZ, MANO A MANO


El flamante DT de San Lorenzo habló del Ciclón y reveló por primera vez intimidades de su vida privada. Entre ellas, unas “vacaciones” a la sombra en Devoto.


«NUNCA LE SAQUÉ EL TRABAJO A NADIE»
Precedido de una rica trayectoria nacional e internacional, López llegó a San Lorenzo. Con el inicio del Clausura se producirá su desembarco oficial. Y mientras tanto, conversó con La Voz del Futsal:
-Estoy con mucha expectativa de sumarme al trabajo que están haciendo en San Lorenzo. Estoy muy ligado sentimentalmente al Ciclón. Yo casi que me crié en el club. Mi abuelo era vitalicio. Mi papá también. Y yo soy socio desde chico. Recuerdo que mi abuelo me llevaba los domingos al estadio de avenida La Plata. El jugaba a las bochas y yo me veía los partidos de fútbol de tercera, reserva y primera. Pasaba muchas horas en el Gasómetro y hasta fui jugador de las inferiores y alcanzapelotas. Lo vi salir campeón, irse al descenso... Yo amo a San Lorenzo. Así que esta es una gran alegría.
-¿Sos un viejo anhelo de Saponare?
-A Ricardo lo conozco desde que era dirigente de la Comisión de Futsal. Es una persona muy capaz, que ayudó mucho al crecimiento de la disciplina. El y Oscar Trama hicieron que San Lorenzo surgiera con fuerza en el futsal.
-A Trama lo sorprendió la decisión. ¿Lo hablaron?
-Yo charlé con Oscar. Tengo una muy buena relación con él. Me dijo que si a mí no me molestaba, le gustaría quedarse para que trabajemos juntos. Obviamente, no tengo ninguna duda que lo podemos llevar a cabo. Somos toda gente sanlorencista y bucamos lo mejor para el club.
-¿Entonces va a trabajar con vos?
-No pasa por una decisión mía. Lo tiene que seguir charlando él con la dirigencia y yo aceptaré lo que sea, porque jamás puse condiciones de que si llego yo, se tiene que ir otro. Nunca eché ni le saqué trabajo a nadie.
-¿Cómo crées que le caerá esta decisión al plantel?
-Por ahí había jugadores que tenían el temor de que yo llegaría para limpiar o para pulir el plantel. Y es todo lo contrario. A mí no me dijeron absolutamente nada de eso. El equipo me gusta, tiene una personalidad inmensa. Son hombres. Y juegan muy bien. Los conozco a todos. Yo llego para pelear todos los campeonatos, como fue siempre la intención de San Lorenzo.

«YO NECESITO DORMIR TRANQUILO»
Más allá de su inminente asunción, López tocó otros temas. Uno de ellos fue su desvinculación de la Selección Nacional luego del Mundial 2008 y 14 años en el cuerpo técnico de Fernando Larrañaga:
-Dirigir la Selección fue lo máximo. Estaba en Roma cuando Fernando me llamó
para decirme que sería el técnico de cara al Mundial 2008. Hasta allí yo únicamente había sido su ayudante.
-¿Lo dudaste?
-Era un desafío y no lo dudé un instante, a pesar de que las Eliminatorias eran muy difíciles porque perdiendo un partido con Venezuela o Colombia, prácticamente nos quedábamos afuera. A nivel deportivo me fue bien. En todo el proceso sólo perdidos dos veces con Brasil (y una vez sólo por un gol, en la final del Grand Prix) y una con España.
-¿Y más allá de lo deportivo?
-Ocurrieron algunas situaciones puntuales que no compartía en el lapso que hubo entre las Eliminatorias y el Mundial. Y se lo dije a la persona a la que se lo tenía que decir. Me contestaron que si por ahí yo tuviera otra forma de ser, o si dejaría que me vengan a decir algunas cosas, quizás podría continuar. Y yo no estoy hecho así. Mis padres me enseñaron a hablar siempre con la verdad.
-¿Por eso la relación con la dirgencia no fue la mejor?
-Tal vez, estando en Italia, con todo al alcance y en un medio tan profesional, uno no se daba cuenta de que en la Argentina se pasaba por situaciones más difíciles. Entonces me molestaban cosas que en el país uno las vede otra manera. Pero lo hice por el bien del futsal.
-¿Discutiste a riesgo de quedarte afuera de la Selección?
-Si vos ves cosas que compartís y las callás... el que calla otorga. Lo volvería a hacer. De lo contrario, no podría mirarme al espejo. Si alguien lo tomó a mal, lo siento. Pero yo necesito dormir tranquilo.
-En aquel tiempo se te acusó de estar implicado en la venta de jugadores a Italia.
-Fueron cosas de un ser oscuro que escribía en un foro ensuciando gratuitamente. Yo trabajaba en un club en el cual había un director deportivo que colocaba jugadores. En la Argentina había otra persona que hacía lo mismo. Entre ellos tenían una guerra y me salpicaron a mí. Pero
yo fui a una reunión en AFA y les dije bien claro a todos, mirándolos a los ojos, que yo jamás me quedé con un peso de un pase o algo así. Y que si había algo que me tenían que decir, que lo hagan en mi cara. Nadie lo hizo.
-¿Qué opinás de nuestra actuación en el Mundial?
Me quedó un sabor amargo, porque quedamos afuera de las semifinales por diferencia de gol. En todo el torneo perdimos un solo partido: con España y por un gol. Yo estaba muy conforme, a pesar de todos los obstáculos que tuvimos. Contra Rusia Lucuix no estaba bien, Planas también se lesionó. A Wilhelm le agarró un virus, Amas andaba con pubalgia...
-¿Hubo otras ocasiones en las que te sentiste mal estando en la Selección?
Sí. Después del Mundial de China Taipei, en 2004. Por mi trabajo en Italia, tuve la oportunidad de conseguir un centro espectacular para nuestro entrenamiento en el proceso previo... Estadio cubierto, camionetas para traslado, lavadero, máquinas... Todo para alto rendimiento. Después jugamos un gran Mundial. Cuando terminó yo volví para Italia. Y en la Selección se armó otro
cuerpo técnico. Sin decirme nada me dejaron afuera. Me enteré por internet y sentí que fue algo ingrato, porque yo desde mi lugar había colaborado bastante en ese cuarto puesto tan merecido que conseguimos en Taipei.

«LE ESTOY ETERNAMENTE AGRADECIDO»
Si bien hoy no los une ningún vínculo profesional, López estuvo vinculado a Larrañaga la mayor parte de su carrera. En 1990, cuando llegó a Boca como jugador, Fernando era el técnico xeneixe. En 1994, ya retirado, Larrañaga lo convocó para ser su ayudante de campo en la Selección. En 2008, luego del Mundial, ya no volvieron a trabajar juntos: «La manera en que lo conocí es una
linda anécdota. Parece mentira, pero no fue por el fútbol. Teníamos con mi viejo una concesionaria de cerveza Bieckert en Valentín Alsina. Y uno de los que venía a comprar era Larrañaga. En realidad venía más su hermano, que tenía mejor feeling conmigo. Después dejamos de vernos hasta que yo caí en Boca como jugador, y un día, charlando, nos dimos cuenta que ya nos conocíamos desde aquella época»
-Llegaste a la Selección gracias a él. ¿Te tuviste que ir cuando te quitó el apoyo?
-No. Fernando me dijo que yo era la mejor persona con la que que él podría trabajar, pero que al estar yo en conflicto con dirigentes de AFA, no podía hacer nada. «Se tienen que arreglar entre ustedes», me dijo.
-¿Eso no es quitarte el apoyo?
-Creo que él, cuando vivía Lopolito delegaba muchas funciones en José. Ahora tiene más peso y debe lograr que congenien muchas cosas. Habrá pensado que lo que estaba haciendo era lo mejor. Pero mi relación con él es siempre la misma. Yo le estoy eternamente agradecido. Me inicié en el futsal por prácticamente por él y gracias a eso tuve la posibilidad de viajar, de conocer, de formarme, de trabajar diez años afuera...

«VI COSAS BASTANTE DIFÍCILES»
Por primera vez en forma pública, el DT reveló intimidades fuertes de su vida privada:
-Mientras fui jugador de Boca, en mi primer año de futsal, estuve detenido seis meses por desarreglos que uno hace en la juventud. Me equivoqué. Aunque tampoco era para estar tanto tiempo detenido. Lo que pasa es que la Justicia es un poco lenta. En se momento era joven, consumía y eso me llevó a estar en una historia turbia. Estábamos en un lugar, cayó
la Policía y terminé en Devoto con dos o tres más.
-¿La pasaste mal preso?
-No tanto. Me ayudó ser jugador de fútbol. Nadie bajaba al patio, pero yo sí lo hacía para jugar partidos. Hasta gané un campeonato ahi adentro. Me conocían todos. Había un basquetbolista negro, famoso, que había tirado a la mujer de un balcón. Con él jugábamos al «21» y los
presos me alentaban a mí para que le ganara, porque él había sido profesional. No tuve peleas ni nada. Te puedo asegurar que la pasé peor en los 40 días que duró la instrucción en la colimba, que en Devoto. La diferencia es que cuando quería salir de la cárcel, no podía.
-¿La gente del futsal sabía que estabas detenido?
-Algunos sí. Larrañaga me fue a visitar. Estaban armando la Selección para las Eliminatorias de Hong Kong y me dijo que no podía ponerme en la lista. Le contesté: «En la única lista que quiero estar es en la de Tribunales». Yo estaba mal porque creí que estaría un tiempo corto, pero
se estiró. Esto fue en diciembre, enseguida vino el receso, en febrero falleció mi abogado. Una complicación atrás de la otra.Hasta que se aclaró todo pasó medio año.
-¿Qué sacaste en limpio de la cárcel?
-Conocí personajes increíbles. Desde ladrones de guante blanco, hasta los más rateros. También estaba el Bambino Veira, aunque no lo vi nunca personalmente. Ahí, en esos momentos, dejé definitivamente la droga. Una vez me sentí muy mal y la aparté definitivamente de mi entorno.
-¿Por qué la pasaste peor en el servicio militar?
-Lo hice durante la dictadura, como asistente de un capellán mayor del Ejército. Su apellido era Menestrina. Vi cosas bastante difíciles. Yo estaba en el Vicariato Castrense, que funcionaba en la Iglesia Stella Maris, en Retiro. Había gente que me decía que era mejor no enterarse de las cosas que estaban pasando. Muchos venían a hablarle al cura, a preguntar por los desaparecidos. Y él los verdugueaba por atrás o los hacía esperar dos o tres horas. «Futbolista, vos deciles que estoy
reunido con Viola», me exigía a mí. Después salía y los abrazaba, mientras esta gente lloraba, desesperada.
-¿Y vos?
-No podía creerlo. No sabía cómo no se le caía la cara de vergüenza. Me enfermaba esta situación, lo hipócrita que era. El padre se sentía incómodo conmigo porque yo era rebelde y le contestaba. Mis compañeros opinaban que me iban a castigar pero nada que ver: fue al que primero dieron de baja. No les convenía tenerme a mí sino a otros que no lo contradecían y le lamían la oreja. Yo era un desastre: no le cumplía, llegaba tarde a buscarlo con el auto, una cantidad de situaciones insólitas. Y por eso me terminó echando.
-¿Eras consciente de que había desapariciones?
-No llegaba a comprender bien, me di cuenta de todo más adelante. Y ahora también tengo una opinión bastante delicada de la Iglesia porque vi cosas que no comparto.

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