Diego Giustozzi se muere por volver a ponerse la camiseta de River.
-Esto duele, molesta. Uno tiene ganas de competir. Pero bueno, es lo que hay y por ahora, debo conformarme con aportar desde los entrenamientos y alentar en los partidos.
-¿No perdés las esperanzas de jugar?
-Claro que no, yo trato de pensar en positivo. Pero la verdad que no sé bien qué es lo pasa. Son cosas que no entiendo y no me quiero meter. Sólo sé que en River estoy desde el 20 de mayo aproximadamente y todavía no pude jugar.
-¿Por qué elegiste a River?
-Porque siempre estuve vinculado al club, más allá de haber vestido esta casaca. Soy fanático del Millo. Además por el hecho de que está Facundo (Ruscica) y al saber que se trabaja bien, lo prioricé.
-¿Tuviste otras propuestas?
-Sí, Facundo se contactó conmigo y también recibí otros ofrecimientos. Pero River siempre tuvo la prioridad.
-¿Te quedás en la Argentina definitivamente?
-No sé si tan así, aunque al menos un año me quedaré, ya que di mi palabra. Soy feliz acá y a nivel familiar también me interesa seguir en el país.
-¿Y si después te cae algún ofrecimiento del exterior?
-Como jugador, a Europa no vuelvo más. Ya es una decisión tomada. Si hay alguna posibilidad de volver como entrenador, lo evaluaré. Igual, hoy por hoy sólo tengo la cabeza en River.
-¿Cuál es el recuerdo que más te marcó de tu anterior etapa?
-Uno triste: cuando perdimos la final contra Tigre, en el 98. Eran otras épocas, otro futsal, otra gente. El técnico era Vicente De Luise, que es parecido a Facundo en su forma de trabajar. Por eso ahora quiero tener una revancha de aquella final, aparte porque acaba de salir campeón Boca.
-¿Cómo encontraste al club?
-Lo que pasa es que nunca me alejé. Cada vez que volvía a la Argentina de vacaciones, iba a la cancha. Tengo mucha gente amiga y lo encontré como sabía que lo iba a encontrar. Mi papá es el director de la escuela de fútbol de River, hace 30 años. Ahora le falta poco para jubilarse.
-¿Se sufre mucho de afuera?
-Sí, claro. Uno ve, además, muchos cambios con respecto a lo que está acostumbrado: hay gran contacto físico, el partido es muy hablado...
-¿Y eso no te saca ganas?
-No, al contrario. Yo quiero volver a jugar acá. Alguna dificultad para adaptarme quizás encontraré, porque es un juego mucho más parado e individual. Pero no tendré problemas en acostumbrarme rápidamente.
-¿En qué otro aspecto se te va a complicar?
-Si vos sabés como piensa el rival se te hace más fácil. Acá me voy a encontrar con decisiones del adversario inesperadas para mí, que hace 15 años que no participo del torneo local.
-¿Qué es lo más lindo que te pasó en Europa?
-Haber vivido momentos inolvidables en el Caja Segovia de España, cosas que normalmente no le pasan a cualquier jugador. Fue una etapa increíble.
-¿Y lo peor?
-Mi último período en Italia. La economía europea cayó mucho y eso no sólo desnudó el déficit dirigencial, también el técnico-táctico. Antes, el dinero cubría todo. Por eso digo que mis últimos años no fueron felices.
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