diciembre 11, 2017

“SI DIJERA QUE NUESTRO OBJETIVO NO FUE EL ASCENSO, ESTARÍA MINTIENDO”


Fernando Trasancos disfruta de la consagración de la Universidad de La Matanza.

Vinculado al futsal desde hace muchos años, ha sido un reconocido profesional en diversos equipos. Además, integró el cuerpo técnico de la Selección Nacional hasta hace algunas temporadas. Estaba alejado de la disciplina en lo que respecta al trabajo en clubes. Hasta que la propuesta de la UnLAM lo devolvió al ruedo en 2017. Su reincorporación no pudo haber sido más fructífera, pues los de La Matanza obtuvieron el ascenso a la C de la mano de Nicolás Rossi, la cabeza del cuerpo técnico. “Ha sido un año muy lindo cuando no estaba en mis planes trabajar de manera directa en el deporte. Pero quiero agradecerle a Nico Rossi, que fue el que me hinchó para que volviera. Lo conozco desde que lo tuve en Glorias como jugador, después también fue mi alumno en el curso de técnico. Es un pibe fenómeno, conozco a sus padres... Nico me motivó, me obligó a laburar. Le estoy muy agradecido”.
-¿Por qué no querías seguir en el futsal?
-Desde el momento que no renové contrato con AFA, sumado a algunas situaciones familiares, no tenía ganas de lidiar con ciertas cosas que el deporte trae aparejado más allá de lo deportivo. Fue la UnLaM, como universidad y como algo diferente en el ambiente, la que me dio esa tranquilidad que necesitaba. Realmente también le estoy muy agradecido.
-¿Cuánto tiempo estuviste en la Selección?
-Más de seis años, con un balance muy bueno. Trabajé con mucha libertad dentro de los objetivos planteados por el coordinador, Fernando Larrañaga. Siempre estuvimos atados a un proyecto. Las intenciones de AFA fueron las de no renovarlo con la gente que estaba, se dio un paso al costado y listo. Pero cada vez que me ha tocado encarar un proyecto lo hice de la mejor manera. En lo referido a lo que me tocó intervenir, los resultados han sido buenos.
-¿Fue duro en lo anímico no continuar?
-No, uno ya es grande y sabe cómo son estas situaciones. Después seguí en contacto con mucha gente. Estando como docente en la carrera de técnico, uno se cruza con un montón de futbolistas y ex futbolistas. Uno dejó muchos amigos adentro y afuera de la cancha.
-Volvamos a la UnLAM. ¿Qué es lo más positivo?
-Se ha hecho un trabajo muy bueno. Se pudo amalgamar la base de chicos que ya estaban, con los que se incorporaron. No fue fácil, porque a lo largo del año se anexaron un montón de competencias imprevistas.
-Por ejemplo?
-En la previa calculábamos el torneo de la AFA, donde las expectativas para la gente de la Universidad era estar en cuatro o cinco puestos no desafiliar. Y después, ser parte de las competencias universitarias. Luego se agregó la liga universitaria, que prácticamente es un campeonato paralelo a AFA. Nuestros rivales de la D tuvieron un poco más de 20 partidos en 2017, mientras nosotros llevamos 60 partidos en el lomo con un total de 20 jugadores. Pero supimos manejarlo bien. La mayor virtud que tuvimos con Nico fue anticiparnos a la situación y planificar todo correctamente. En abril y octubre tuvimos una semana de un partido por día, con reloj parado y con el desgaste físico que eso implica en dos momentos claves del año. Y gracias a Dios hemos podido conseguir el ascenso cuando el objetivo para la Universidad era el de permanecer en la categoría.
-¿Entonces superaron las expectativas?
-El que está en esto, en realidad siempre aspira a lo mejor. Pero no teníamos ninguna obligación a nivel universidad, ya que la UnLaM pretendía lograr la consolidación en AFA. Más allá de eso, tanto para Nico como para mí, las expectativas eran las de subir. Si te dijera otra cosa te estaría mintiendo.
-Qué significó el ascenso de Lamadrid para vos?
-Tengo tanta gente amiga ahí, que conozco desde la época de Allende... Aprovecho para mandarles un gran abrazo y mis felicitaciones a Gabriel (Tancredi), al Chino Díaz, y a todos los muchachos con los que alguna vez hemos compartido una cancha. Fue una gran alegría. 

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