septiembre 12, 2016

“El futsal me dio cosas que ni siquiera imaginaba”

El pensamiento vivo de Sebastián Corazza (35), el histórico capitán de Pinocho.


-¿Cómo empezaron el año y cómo lo terminan?
-Hubo un cambio grande en el club y salimos a remar desde cero. Eso la gente de afuera no lo sabe. Si en febrero me decían que entrábamos al playoffs lo firmaba. Después nos fuimos acomodando y crecimos, con chicos que se adaptaron bárbaro a primera. Pinocho siempre tiene la obligación de estar arriba. Obviamente que apuntamos salir campeón. Ojalá podamos conseguir un título más.
-¿Por dónde pasan los cambios que decías?
-En lo económico estamos lejos de los que se tiran a campeonar. No tenemos ni el 20 por ciento del presupuesto de algunos clubes. Hasta hay equipos de la B con más presupuesto que nosotros. Pero eso no tiene nada que ver. Haya o no plata, nos preparamos para ser los mejores.
 -Pensar que llegaste a ser el técnico de Pinocho...
-Fue una etapa... Con tal de ayudar al club hacía lo que fuera. Aquella vez no había nadie que asumiera y lo hice yo, aunque sabía que todavía tenía mucho para dar en la cancha. Costó porque ese semestre casi no pude jugar. Por más que estaba Juan (Massola) dando una mano me fui dando cuenta que no podés hacer las dos cosas a la vez si querés trabajar seriamente. Pero de todo se aprende.
-¿Cómo analizás aquella experiencia personal?
-Laburábamos bien. Fue difícil porque vinieron varios chicos nuevos y porque Santiago (Elías) se lesionó al primer partido y no jugó más, siendo alguien fundamental. Pero el grupo estaba bien y lo demostró saliendo campeón en el próximo torneo, cuando vino Juan (Hermida). Y yo pude volver a disfrutar adentro de una cancha.
-¿Qué quedó de aquella fractura de tibia y peroné?
-En eso ya ni pienso. Por suerte lo pude superar, laburando en conjunto con el cuerpo médico. Le metimos pilas. La recuperación también pasa mucho por uno. Después de eso hasta salimos campeones.
-¿Pudiste haberte retirado por la lesión?
-Apenas me rompí le decía a mis compañeros que no jugaban más. Después te vuelven las ganas y me di cuenta que me quería retirar jugando.
-¿Como te tratan los rivales?
-Bien... esto es muy chico y nos conocemos todos. Con los jugadores, los técnicos y hasta con los árbitros. A veces hay partidos más calientes que otros, pero queda ahí. De mi parte estoy muy feliz por ser parte de este deporte.
-¿El futsal te dejó amigos también fuera de Pinocho?
-Sí. En la Selección tuve la suerte de jugar casi diez años. También estuve afuera... El futsal me dio demasiado. Cuando empecé ni siquiera lo imaginaba. Para mí era un hobby jugar con amigos y terminé viviendo de esto. Viví mil cosas y hasta jugué un Mundial. Más sueños por cumplir no me quedan. Aunque en Pinocho siempre es una motivación extra tener que ganar y está bueno porque eso no permite que te relajes.
-Y gente con la que no te saludás, ¿también hay?
-No... Es normal tener más afinidad con unos que con otros. Pero eso de evitar a alguien para no saludarlo, no... Yo no tengo nada en contra de nadie.
-Hace poco volvieron a compartir una cancha con Juan Rodríguez, el jugador de América. No pasó nada...
-Así es. No soy amigo, pero tampoco enemigo. Quizás hay una pica, pero ni siquiera es por los jugadores. A veces la gente de afuera agita y hace que los de adentro salgan con más revoluciones. Se genera mucha adrenalina. Pero todo queda en la cancha. Al otro día el 95 por ciento tenemos que ir a laburar.
-¿Cuándo te retires volverás a dirigir?
-Hoy, siento que todavía puedo jugar y quiero quemar los últimos cartuchos. Después sí, seguramente siga ligado. Para transmitirle a los más chicos lo que uno aprendió y si se da para dirigir después una primera, mejor. Soy un agradecido de este deporte.
-¿Cómo hacés para enfrentar a rivales tan rápidos?
-Correr y volar como lo hacía hace diez años, ya no se puede. Desde lo físico es difícil, si bien a mí siempre me gustó entrenar y trato de prepararme bien. A esta edad hay que suplir esas cosas con la experiencia. Igual el día que vea que no estoy para jugar, no lo haré más. Sé que son mis últimos partidos. Soy consciente que me queda poco como jugador y por eso disfruto del día a día.
-¿Es posible que cuelgues los botines a fin de año?
-Hay muchas chances, pero no lo tengo decidido. Veremos más tranquilos cómo cerramos el año en lo personal y lo grupal. Tiene que ver con cómo me sienta dentro de la cancha. Uno tiene que saber darse cuenta de cuándo está para jugar y cuándo los demás tienen que jugar por uno. 

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