Corría el año 2002, o 2003. En forma paralela a mi labor como editor de La Voz del Futsal (por el momento era sólo la revista y el programa radial, nada de Internet) yo tenía un trabajo como empleado administrativo de una entidad deportiva. En aquella oficina en la que me encontraba, el teléfono de línea sonaba en forma constante y yo era el encargado de atenderlo.
Una tarde, sonó la campanilla, levanté el tubo y del otro lado de la línea, alguien con una vocecita realmente muy finita, me sorprendió al preguntarme por una cuestión sobre el futsal. Según lo que recuerdo, pretendía que yo le diera un dato acerca de resultados y/o goleadores de una categoría de inferiores de Primera B. Era una información que salía en la revista cada viernes, pero, al parecer, este lector no podía sostener la intriga, ya que era uno de los goleadores de aquel campeonato. El chico del inoportuno llamado era Santiago Basile, y éste fue mi primer contacto con él. Así, trató de averiguar el dato por parte del mismísimo director de la revista, algo a lo que por otra parte, yo ya estaba bastante acostumbrado, pues no Basile no era el único que lo hacía, aunque, eso sí, no a mi teléfono laboral.
Muy pocos en el ambiente del futsal tenían este número. Quizás podían contarse con los dedos de una mano. Pero el pequeño Basile, jugador de All Boys Saavedra, logró conseguirlo y llamar, equipado con tanto o más atrevimiento con el que encaró a los defensores rivales en el transcurso de su prolongada trayectoria.
Foto: Basile y César González (su DT en All Boys Saavedra) en 2006.
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