octubre 31, 2020

LOS SCOCCHERA

 

Es muy posible que haya conocido a Osvaldo Schocchera el mismo día de la primera salida de La Voz del Futsal. Aquel viernes concurrí a la AFA para entregar las revistas y los delegados de la Segunda División estaban reunidos en el segundo piso. Osvaldo ya representaba a Social Parque, que en aquel 1998 hizo su debut en el futsal de la Asociación. Muy pronto, ya en el gimnasio de la calle Marcos Sastre, conocí a su esposa Mirtha. Emiliano, el hijo de ambos, jugaba en la tercera tricolor mientras en primera descollaban figuras como el Bocha Batista, Gastón Maddoni y Carlos Lara.

 En esa época me gustaba coleccionar camisetas. Me atreví a pedirle a Osvaldo una de su club. Con sorpresa, sólo unos días después, vi como se apareció en la AFA, no sólo con una camiseta: también con un pantaloncito y hasta creo que con un par de medias para obsequiarme.

Los dirigentes y delegados suelen solicitar notas sobre sus respectivas instituciones. No está mal. Todo lo contrario. Pero lo que me llamaba la atención de Osvaldo, era que dentro de su alcance, daba todo sin pedir nada a cambio. Durante muchos años, Parque aportó una publicidad para la revista. En todo ese tiempo, no recuerdo que Scocchera me haya sugerido que le hiciera un reportaje a un jugador o a un técnico. Su sentimiento por la institución, entiendo, estaba al margen de esas cuestiones.

El perfil de Mirtha era parecido, aunque ella lo exteriorizaba de otra manera. Una noche, en AFA, recorrió pasillos, golpeó puertas y habló con gente que ni conocía, porque Emiliano, recién arribado a Italia después de un paso por San Lorenzo, no podía debutar en el Chievo Verona. El transfer todavía no había llegado y ella no se quedó quieta hasta no haber agotado sus posibilidades de solucionar el tema.

“Memo” regresó en 2011 de su largo periplo en el calcio. Personalmente, mi relación con él, fue tan buena como con sus padres. Después de pasar por Parque 17 de Agosto, Nueva Estrella y Newbery se dedicó a la dirección técnica en esta misma institución, a la que, ya con el buzo de entrenador, hizo llegar a la Primera División. Su padre llegó a disfrutar de esta conquista. Poco después, en el verano de 2017, falleció. Había tenido, además, una importante participación en la organización de las categorías promocionales, siendo uno de los fundadores de una liga, cuando quizás muy pocos pensaban en darle competencia de futsal a chicos menores a la octava división.

Ya no está más su padre, pero ahora como DT de River y seguramente, a futuro, más allá del nombre de una u otra institución puntual, gracias a Emiliano, el futsal y el apellido Scocchera continúan íntimamente ligados. 

Foto: Pasión Futsal.

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