septiembre 13, 2008

LAMADRID VENCIÓ ALVEAR Y LO SUPERÓ EN EL PROMEDIO

Un momento tenso del segundo tiempo. El árbitro Viñas hizo expulsar a un espectador y luego se dirigió a apaciguar al banco de Lamadrid, que terminaría ganándole 7 a 2 a Alvear.

Un cotejo clave en la lucha por mantener la categoría era Lamadrid-Alvear. Por eso, el triunfo del equipo local fue largamente celebrado por jugadores, cuerpo técnico e hinchas. Por ahora, los Carceleros abandonaron la zona de promoción que ocupaban hasta antes del partido –dejaron en ese lugar a Rosario Central y Huracán- mientras que Alvear también quedó debajo de los dirigidos por Fabio Pérez.
La diferencia de cinco goles acaso sea exagerada, lo que no significa que el resultado no haya sido justo. ¿La explicación? El tanteador fue incierto hasta que faltaban dos minutos, y recién a partir de los 18’ –cuando los de Devoto convirtieron tres goles al hilo- el suspenso se disipó.
Antes, hubo un trámite muy parejo, que se vio reflejado en el 0 a 0 que se mantuvo hasta los 16’ del primer tiempo. Hasta allí, si bien Lamadrid se adueñó de la iniciativa, la buena tarea de Antico le impidió festejar. Del otro lado, Alvear también tuvo algunas posibiliades claras, especialmente, los tres disparos que Di Maio estrelló en los palos.
Sin embargo, Lamadrid logró irse al descanso ganando por 2 a 0, porque a los 16’, Sosa capturó un rebote en Antico –prácticamente su única falla de ese período-, abriendo el marcador. Y a pocos segundos del final, Giménez conquistó el segundo al capitalizar eficazmente un contragolpe.
A los 5’ del complemento Lamadrid volvió a aumentar mediante otro contraataque, esta vez bien resuelto por el Tuta Torres. Pero cuando la etapa promediaba Alvear demostró que no estaba muerto, y en un laspo de 50 segundos descontó dos veces a través de Taffarel y Di Maio. Entonces el cotejo ganó en emotividad y Lamadrid –que había hecho muy bien las cosas- de pronto se vio apurado por la tromba en que se había convertido el equipo de Guillermo Campos. Estos ya se relamían con un posible empate, pero su reacción se vio frenada por un golazo de Leo Giménez, que estableció el 4-2 con un violento remate al ángulo.
A los 17’, Di Maio entró como arquero-jugador, pero ni bien “estrenó” esa posición, una entrega imprecisa culminó con un tiro por elevación de Giménez, y el 5 a 2 que determinó el nocaut definitivo. Pero todavía habría más: la desesperación condujo al visitante a regalar dos veces la pelota, lo que implicó que sufriera otros dos goles (señalados por Blanco y Calo) en un laspo de 30 segundos. Con el 7-2, Di Maio volvió a dejarle su lugar a Antico y sólo faltó esperar a que sonara la chicharra, para que los Carceleros pudieran celebrar su segundo éxito seguido y la salida de la tan temida zona de promoción.

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