enero 01, 2015

LOS DESAPARECIDOS DEL FUTSAL

Hoy: Pablo "Pepo" Matrovincenzo.

Junto con el año nuevo, regresa esta exitosa sección que, generalmente, tiene mayor protagonismo en épocas de vacaciones, donde la vorágine de los resultados y las noticias urgentes descansan hasta el reinicio de los entrenamientos y la temporada oficial.
En este caso, rescatamos del olvido a un jugador que tuvo activa participación hasta hace unos diez años, pero que de la noche a la mañana y siendo muy joven todavía, se alejó de las canchas del futsal.
Mastrovincenzo arrancó su campaña en las inferiores de Fénix, en el último tramo de los años 90. Su padre Horacio manejaba la actividad en esa institución, dirigiendo también su primera división. Con edad de cuarta saltó a la primera, en en muy buen equipo en el que también, por ejemplo, se destacaba el Pipo Urbano (hoy en Italia).
Luego siguió los pasos de su padre, cuando este dirigió a Banfield, Ferrocarril Urquiza (el antecesor de la UAI) y Glorias, a principios de los años 2000. Más tarde jugó en el APV del Bicho Freire (hoy en La Ñata), siendo esta su primera -y última incursión- en un equipo no dirigido por Horacio.
Las características de "Pepo" se apoyaban sobre todo en el despliegue y el sacrificio. No era un jugador de los más virtuosos técnicamente, pero suplía con garra esta carencia, aunque tampoco era un negado con la pelota en los pies. Sí tenía un defecto que quizás lo haya perjudicado en su corta carrera: el temperamento. Cierto exceso de "fibra", lo condujo a ser expulsado reiteradamente.
Tras su paso por el elenco de Versalles, en 2005, abandonó la práctica. A su padre y a su madre -Cristina De Carluccio-, quien también había sido delegada de varios clubes, tampoco volvió a vérselos por los estadios.

Uno de los equipos en los que actuó Pepo (con el número 4): Ferrocarril Urquiza de los años 2000. Su padre Horacio es el segundo de la fila superior. Cristian "Pipo" Urbano, el primero de los hincados. 

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