Matías Castro, jugador-símbolo de Estrella de Maldonado.
Matías Castro es uno de los jugadores en los cuales Estrella de Maldonado tiene cifradas esperanzas. El hijo del emblémático Pepe, regresó al club el año pasado, luego de haber hecho allí inferiores. Es que el fútbol de campo fue un imán difícil de resistir y Matías, como tantos otros chicos a los que se le presenta la misma disyuntiva, debió dejar de lado el futsal para apostar al irresistible profesionalismo de cancha de once.
Así jugó en Atlanta y Barracas Central, hasta que colgó los botines y volvió a colocarse la ropa de nuestra actividad. Y por supuesto, lo hizo en la institución que lo vio nacer, al igual que su papá Fabián y su tío, el “Pucho” Fernando.
“Estoy con muchas ganas, ansioso, a la expectativa de lo que pasa en la tabla”, le dijo a La Voz del Futsal, “Estamos siete puntos más arriba del que sería el último descendido pero a sólo uno de Morón, que está en zona de playoffs. Sabemos que es todo muy duro, muy parejo, y estamos entrenando para dar lo mejor”, agregó a propósito de la lucha en la que se debate su equipo, que posee chances intactas de lograr su clasificación para disputar el ascenso a Primera.
-¿Cómo evaluás esta campaña?
-Fue un año atípico. Yo hace un año y medio que estoy jugando a esto y es la primera vez que me pasa que el plantel haya quedado tan reducido, que se hayan ido jugadores y que hayamos sufrido tantas lesiones. Tuvimos integrantes con rotura de ligamentos, de meniscos... Eso te hace dar cuenta que tenemos que ser numerosos y que la suerte no nos acompañó tanto, pero así yo todo, logramos rescatar puntos muy importantes
-¿Y con respecto a tu rendimiento?
-Eso no pudo decírtelo. Me falta aprender un montón de cosas pero estoy anímicamente preparado y con muchas ganas para hacerlo. Acá hay que aprender o aprender.
-Si es por los goles que hiciste, aprendiste rápido...
-Sí pero acá además tengo que marcar, cosa que no hice nunca en mi vida. En cuanto a los goles yo también estoy sorprendido con eso. Siendo último hombre haber hecho más de 40 goles en 2016 y hasta ahora más de 30, me deja tranquilo. Eso significa que las pelotas que me llegan mayormente van al arco. Aparte me dejan patear sexta falta, tiros libres, penales... Eso también es mérito del técnico.
-¿El que más te enseñó es Rey Serantes?
-Y... sí.. Fue el único técnico de futsal que tuve, más allá de un tiempo cuando era chico y me dirigió Oscar. Gastón está capacitado para enseñar y hay muchas personas acá con ganas de aprender.
-¿Tu papá te inculcó conceptos de futsal?
-No, porque cuando ellos jugaban creo que no era tan dinámico y táctico como hoy. Yo iba a ver a Estrella en esa época y el equipo se componía de cuatro a seis jugadores de buen pie, lo mismo que los rivales. El que hacía la diferencia ganaba. Hoy en día tenés 12. Si todos están bien físicamente entran un rato cada uno y son partidos muy difíciles. Así nos pasó este año y el anterior.
-¿Estás definitivemente retirado de fútbol de once?
-Sí, porque empecé a lesionarme y a subir de peso. Cuando tuve la oportunidad de venir, me puse la remera de este club y después ya no querés irte nunca más. Estrella es mi casa.
-Repasá tu trayectoria.
-Debuté a los 17 en Atlanta, me quedé hasta los 23. Después estuve seis meses parado y terminé en Barracas Central. Ahí estuve un año y medio. Jugué sobre todo en reserva. De Atlanta ya me había ido un poco excedido de peso. En la primera de Barracas sólo pude jugar dos partidos.
-¿Qué representó Atlanta para vos?
-Me hizo vivir todo lo que puede vivir un jugador de fútbol. Tuve la suerte de ascender a la B Nacional y enfrentar a River, a Rosario Central, de hacer mi primer gol... contra Gimnasia en el Bosque. El fútbol me dejó grandes cosas pero en algún momento las cosas se terminan y hay que seguir adelante.
-¿Que te gustaría para tu futuro?
-Me llamaron de varios clubes de futsal pero por ahora pienso en terminar este campeonato. Luego, veremos. Obviamente estoy dispuesto a escuchar propuestas, pero primero quiero tener la cabeza puesta en Estrella.
-Matías Sanz y vos metieron una enorme cantidad de goles en 2016 y 2017. ¿Existe una sana competencia entre ustedes?
-Él más que nadie sabe que yo iba a dejar de jugar. Fue Matías, mi hermano de la vida, el que me convenció para seguir. Gracias a él yo estoy acá. En un cincuenta por ciento es por Estrella. El otro cincuenta, por él.
-O sea que no hay competencia...
-Ni sana ni nada. Directamente no competimos. Si yo pudiera darle todos mis goles a él, se los daría. Ojalá haga 200 por torneo. Pero el futsal es así: si me queda a mí, la tengo que meter yo, aunque a veces se la he dado a él -y viceversa- cuando estaba la posibilidad. Pero no, no existe ninguna competencia entre nosotros.
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