febrero 19, 2021

CUANDO NUESTRO DIRECTOR NO HABLA DE FUTSAL

PERMÍTANME ESTE CONSEJITO. Cómo llegar a la fe cuando parece lejana.


A través de los años me he cruzado con gente que manifiesta que le gustaría tener fe en un ser supremo, pero que no la tiene. Yo mismo he estado en esta situación por mucho tiempo. Imaginaba que la fe es una característica de la personalidad con la que uno nace. Que se tiene o no se tiene. Y que no es posible conseguirla cuando no se la lleva consigo desde el nacimiento o desde muy temprana edad. Nunca tuve tanto interés como para analizar si era una cuestión genética, pero lo cierto es que ya siendo adulto, me sentía muy lejos de ella.
Más adelante, comprendí que estaba equivocado, y que tener fe no implica una virtud innata. Se la puede hacer crecer si se lucha y se clama por ella. Todos venimos a este mundo con, al menos, una pequeña dosis de fe. Si utilizando esa mínima dosis uno tiene la humildad de acudir a Dios y en oración, pedirle que aumente su fe, si es Su voluntad, Él lo hará. Posiblemente no sea a través de una maniobra mágica sino de un proceso que pueda necesitar de equis cantidad de tiempo, de acuerdo a la medida que el Señor juzgue como correcta. Pero cuando uno deja entrar a Yeshúa (Jesús) en su corazón, este proceso se activa y ya no existen misiones imposibles, teniéndolo como intermediario ante Dios Padre.
Esto puedo afirmarlo en base a mi propia experiencia: yo era alguien cuyo único contacto con la fe, era el hecho de anhelarla desde lejos, resignado a que por ser demasiado racional, no era un atributo para mí. El tiempo me demostró que sólo eran prejuicios. Dios opina lo contrario (“así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra del Mesías”. Romanos 10:17) y así lo dejó asentado en las Sagradas Escrituras. Recurriendo al gran manual de instrucción y perseverando en la oración, hallé la respuesta a mis ruegos.

Un sustento bíblico:
Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado. Romanos 5:5.

No hay comentarios: