Daniel Martín es uno de los máximos talentos que dio nuestro país. Pero casi una década después de haberse ido al calcio, afirma que no tiene problemas de desarraigo y quiere quedarse a vivir en Italia:
Daniel Martín (el primero de la fila del medio) en uno de los tantos equipos italianos que integró: el Vinceri, que tenía a otros argentinos como Alecha (el último de los de abajo) y Leandro Palazzi (cuarto en la fila del medio).
Una campaña que ya lleva nueve años ininterrumpidos construyó Daniel Martín en Italia. Para aquellos que no hace tanto llegaron a la actividad, quizás se trate de un desconocido. Sin embargo, no es exagerado afirmar que el protagonista de esta nota es uno de los más grandes jugadores de todos los tiempos que dio el futsal de nuestro país. «Hace ocho años que no vuelvo ni siquiera de vacaciones», dice Martín, que abandonó los cortos la temporada pasada para dedicarse a dirigir al BFTM Numana Cameranese de la Serie B. En el calcio, contrariamente a lo que ocurrió en la Argentina, actuó en divisionales más chicas, algo que, considerando su inmensa calidad no deja de llamar la atención. «El hecho de haber sufrido una lesión de ligamentos cruzados hace nueve años, no me permitió estar en los niveles más altos, por eso me dediqué a jugar y dirigir al mismo tiempo en el ascenso», explica.
En el futsal local, Martín salió campeón con Muñiz (1988), Lugano (1997) y Franja de Oro (2001). En 2002 emigró y, llamativamente, no piensa en regresar: «Con mi familia decidimos quedarnos; de hecho compramos una casa por intermedio de un banco que nos dio un préstamo y esto nos liga directamente a seguir nuestra vida en Italia. Mis dos chicos van a la escuela y ya estamos acostumbrados a esto». Futbolísticamente, hace cuatro temporadas que permanece en el mismo club. En ese entonces militaba en la C2, luego en la C1 y en la actualidad, al lograr subir un nuevo escalón, se consolidó en Serie B. «Muchos me preguntan por qué no vuelvo y en parte tiene que ver con lo económico. Acá tengo cosas que en la Argentina, trabajando la misma cantidad de horas, jamás podría haber conseguido. Yo allá no tenía nada, en cambio, en Italia nos pudimos comprar la casa y tanto mi mujer como yo andamos en un auto nuevo. A los chicos no les falta nada, así que más no puedo pedir».
A pesar de mencionar lo bien que le ha ido, Martín reconoce que un caso como el suyo no es frecuente: «Casi no conozco gente que se haya quedado a vivir tanto tiempo y piense en hacerlo definitivamente. Si por ejemplo tu mujer no opina como vos, se hace muy difícil y a la larga te volvés. Tener tus afectos a doce mil kilómetros no es nada facil». El buen pasar de Martín está fundamentado en que siempre tuvo trabajos paralelos al futsal. «Era un modo de hacer diferencia», admite. «Ahora hace seis años que estoy como responsable de un depósito de una empresa que abastece a los hospitales de guantes de latex y ropa para enfermeros».
Para estos días en los cuales muchos compatriotas se ilusionan con hacer las valijas, Martín se permite ofrecer una sugerencia, autorizado por su prolongada experiencia europea: «El primer consejo que les puedo dar a los pibes, es que no se dejen llevar ciegamente por las ganas de viajar, porque muchos empresarios los venden, se olvidan de ellos y a veces hasta se quedan varados en los aeropuertos. Infórmense antes de arrancar. Si son buenos, van a llegar tarde o temprano. Pero no se dejen engañar por cifras que después no van a ver. Mejor ganar un poquito menos, pero que sea seguro».
A propósito de los fabulosos equipos que integró localmente, indica que «por nombres Lugano era el mejor, y el nivel de ese campeonato que ganamos también era superior». Los compañeros de Martín allí eran futbolistas de la talla de Giustozzi, Tallaferro, Petillo y Nico Noriega. «De todas maneras esto no le quita mérito a Franja, que era un equipazo», indica, con respecto al conjunto que dirigía Fabián López. Por último, asegura que haber estado muy poco en la selección, no implica una frustración «porque juguè tres mundiales de Fifusa. Ademàs, porquè cuando me rompì la rodilla en Italia y volvì, Larrañaga me llamó para el Mundial de Guatemala, y despuès de cinco meses de inactividad me desgarrè el gemelo. En mi lugar citó a Chelo Gimenez, para mi fue un placer, no hay nada que reprochar».
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