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A sólo 43 segundos de la chicharra, El Porvenir obtuvo el gol definitivo. Ese conquistado por Hernán Ruiz, que implicó el angustioso 2-1 sobre Estrella y el pasaporte que lo conduce a no bajarse de un sueño: el ascenso directo.
Su triunfo, ante un rival muy difícil, fue muy celebrado por sus jugadores, conscientes de que el local era uno de los adversarios más complicados en su camino al título. En la primera rueda, ya los había sorprendido al derrotarlos en Gerli, y ahora, iba a tratar de amargarle una vez más la noche.
Y casi lo consigue, ya que estuvo adelante en el marcador durante casi todo el primer tiempo, merced a un tanto de "Boquilla" Quiroga a los 3'. Aquella primera etapa estuvo enmarcada en un final electrizante, pues la acumulación de infracciones jugó un papel preponderante y se produjeron cuatro ejecuciones de sexta falta. Increíblemente, ninguna fue convertida. A los 14', Aprea le tapé el disparo a Pérez. A los 15', Quiroga desvió la suya para los de Boedo. Y en el minuto final El Porvenir malogró otras dos: la primera en los pies de Hiza, pegó en el palo (restaban 43 segundos). La segunda, rematada por el mismo futbolista salió desviada.
Si bien el empate llegó al principio del complemento, marcado por el Polaco Pérez, el tiempo se escurría sin que el desnivel apareciera (ni para uno ni para otro).
La sensación era que el partido estaba para cualquiera. Durante casi todo el complemento, la gran intensidad se había apropiado del trámite, sucediéndose las situaciones de gol en ambos arcos en función de un ida y vuelta vertiginoso.
También hubo pierna fuerte -aunque siempre leal- y acciones polémicas (sobre todo, fouls y "no fouls") cuestionados desde ambos sectores. Hasta que Ocampo -de gran actuación- colocó una asistencia al segundo palo, por donde entró Ruiz, libre de marcas, y de primera vacunó a Aprea mediante un toque sutil.
Después, ya no hubo tiempo para nada más. Aunque tras la pitada final, ele elenco ganador sí se tomó sus minutos para celebrar un éxito clave a esta altura del certamen.
SALDOS Y RETAZOS
Mientras se jugaba la tercera, Jorge Villaverde -un reconocido fanático de Boca- observaba lo que sería el empate de su equipo ante San Martín de San Juan en el buffet del club. De perfil, su rostro preocupado reflejaba el complicado momento xeneixe. "Dejé de ver el partido antes de que termine para no seguir sufriendo", manifestó Villaverde, quien seguramente no calculaba, que minutos después, volvería a sufrir viendo futsal. ¡Y cómo!
La hermana de Jorge, Claudia, también es delegada de Estrella de Boedo. Pero esta vez llegó un poco más tarde al partido de primera, debido a que los domingos tiene una ardua tarea en su empleo. ¿De qué tarbaja? Es supervisora en Tecnópolis, tal como lo acredita el buzo y sus distintivos (el de Evita es el más visible). "Este domingo fue una locura, vinieron 50 mil personas", señaló la dirigente de la entidad de Boedo.
Muy contento por la victoria de Country ante UAI Urquiza, Facundo De Lellis -DT del equipo de Banfield- llegó hasta Boedo tras el partido, acompañado por su ayudante de campo Martín Sirimarco y varios jugadores. La dupla y el goleador Gabriel Medina, hicieron una rigurosa pasada por el buffet para combatir el hambre que provocó una intensa jornada de futsal.
En este partido íbamos a premiar al goleador con una remera de "Indumentaria MC". Pero como nadie convirtió más de un gol, encontramos una solución salomónica, dándosela a uno de los espectadores del cotejo. Claro que no se trataba de cualquier persona del público, sino del Gaby Medina, nada menos que el máximo artillero de Segunda División. Te la merecés, pibe...
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