Juan Manuel y Nahuel Lobatto
No se da a menudo que dos mellizos integren la primera división de un equipo. En Cultural, esto es lo que sucede con Juan Manuel y Nahuel Lobatto, quien hace varios años que juegan en el club de Sarandí. Uno, Nahuel, es el arquero titular de los dirigidos por Fabio Pérez. Juan Manuel, en tanto, es un jugador de características defensivas y si bien no es parte del cuarteto inicial, su técnico le da la chance de ingresar en algunas oportunidades.
«Estamos muy cómodos en el club, muy contentos», le comentaron a La Voz del Futsal. También nos contaron de lo especial que es tener un hermano mellizo como compañero, y que eso no sólo se dio en futsal, sino que además en cancha grande, «compartimos equipo en las inferiores de El Porvenir y Dock Sud». Hoy, ya retirados del fútbol de once, más allá del futsal «seguimos trabajando juntos en una empresa de comercio exterior. Compartimos todo, no solo el deporte», indica Nahuel, cediéndole la palabra a Juan Manuel: «No, todo no. Antes estábamos juntos en la misma pieza pero ahora nos separamos». La aclaración le viene bien al arquero para referirse al tema familiar: «Tenemos tres hermanas y somos muy unidos. La familia nos viene a ver bastante seguido».
También, respecto del futsal, hubo un año donde actuaron en veredas opuestas: Nahuel atajaba en Cultural y Juan jugaba en Arsenal. El destino, quiso que ambos equipos se cruzaran para dirimir una Promoción. Al cabo de aquellos dos partidos, en 2010, el clásico de Sarandí quedó para el Cultu, decretando su ascenso y el descenso del Arse a Segunda. Paradójicamente, en la mesa familiar los contrastes fueron notorios, ya que a una gran euforia por un lado, se contraponía una comprensible tristeza por el otro.
«Fueron muy especiales aquellos momentos. Al empezar ese año, nunca nos imaginamos que terminaríamos siendo rivales en una promoción», asegura Nahuel. «Sí, fue raro pero más raro todavía hubiera sido que nos enfrentáramos estando en cancha al mismo tiempo, pero eso no ocurrió, porque nunca se dio que estuviésemos los dos juntos en el rectángulo», explica Juan.
Finalmente, rematan: «Son cosas del fútbol». Una reflexión tan sencilla como acertada. El fútbol, sabiamente, da lugar a casos como este. Por eso es tan lindo.
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