Tras
una trayectoria de casi 20 años, y habiendo jugado en River, Boca, Italia y la
Selección, el Pelado de Sportivo Barracas colgó los botines
«Ya tengo casi 35 años. Era momento de ponerle punto final a
todo esto», dice Mario Carbone, que se marchó oficialmente del futsal hace
algunas semanas, tras la derrota de Sportivo Barracas ante El Talar. Atrás,
quedó una trayectoria de prácticamente 20 años, que el Pelado se encargará de
repasar detalladamente en este nota, sin dejar de responder, además, algunos
interrogantes que surgen a partir de su decisión.
-¿Por qué a mitad de temporada? ¿No daba para esperar
hasta el fin del campeonato?
-No, sentía que era un compromiso para el DT (Maddoni) hacerme jugar
aunque fuera unos minutos. Era preferible que los chicos que van a continuar,
tengan más roce, y no que yo se los sacara.
-¿Lo charlaste con tus compañeros?
-Primero se los comenté a ellos y luego a Gastón.
-¿Trataron de convencerte para que siguieras?
-Sí, todos. Me dijeron que como persona era importante para el grupo.
Pero mi decisión ya estaba tomada.
-¿En qué año arrancaste y cuál es tu trayectoria?
-En el 94, en Argentinos. En el 95 debuté en primera y no paré nunca. En
el 97 me fui a River con FAbián López. En el 99 viajamos a Italia con Diego
Giustozzi, y estuve hasta 2006. Volví y fiché para Boca, Kimberley; Lamadrid,
Parque y Barracas.
-River, Boca, la Selección. Tu balance debe ser muy
positivo.
-Claro. Aparte, porque tuve la posibilidad de vivir de esto en otro
país, que es lo mejor que me pasó en mi carrera. Arranqué en Reggio Calabria
junto con Yony Gonzalez, en A1. Más adelante en Ancona, San Giorgio, Avezano...
Todos de la B. Eso lo tomé, más que nada, para conocer el país, porque
diferencia económica no hice.
-¿Cuél fue tu mejor momento?
-En River. Estando ahí me convocaron a la Selección mayor cantidad de
veces. Viajé bastante a los torneos de afuera y Larrañaga me ponía mucho en
cancha.
-¿Y el peor momento?
-En Parque, en 2010. Jamás entendí cómo eran las cosas ahí. No me
entraba en la cabeza que no jugaba el que estaba mejor, sino otros que tenían
que jugar por imposición de no sé quién. Es donde más incómodo estuve. Antes de
que terminara el año me fui. Después el equipo descendió. Ese fue mi único descenso.
-¿Y cuántos campeonatos lograste?
-En Italia varios. En la Argentina, ninguno. Con River salimos primeros
en el Clausura 98 pero perdimos el desempate con Tigre. Nos dirigía De
Luise.
-¿Por qué al volver a Boca sólo permaneciste un año?
-Porque (Gustavo) Villegas me habló para llevarme a Kimberley, que
estaba arrancando con un lindo proyecto.
-¿Lamadrid?
-Un gran club, donde conocí a excelentes personas: Alan Calo y su padre
Luis; Leo Giménez, Juan Sosa...
-¿Cómo definirías tu última etapa en Barracas?
-Todo empezó como un proyecto de ex jugadores. Éramos compañeros en
Veteranos y dijimos: ¿por qué no seguir todos juntos de manera oficial?
Pensamos que estaría bueno. Después muchos vieron que sólo con nombres no se
iba a ningún lado, aparte había que entrenar. Así se empezaron a ir todos. Sólo
quedé yo. Fui el último en darme cuenta que los chicos corren más rápido. Y
tuve que dejar yo también.
-¿Vas a ser técnico?
-Con un chico de Lamadrid, Roberto Pérez, pensamos en armar una dupla.
En 2014 veremos a qué club convencemos. Partidos, nos sobran a los dos.
-¿Tenés pensado hacer el curso?
-De ser necesario lo haré, si bien no creo mucho en eso. No estoy muy
convencido. Aparte no es obligatorio.
-¿Qué clase de técnico vas a ser?
-Me gusta mucho el trabajo defensivo. Tener buena defensa te da
confianza. Para ganar, siempre hay que empezar por atrás. Los que lo hacen
ganan, o al menos no pierden. Si perdés, también
perdés la confianza, que es lo que le estaba pasando a Barracas.
-¿Cuál fue el mejor DT que tuviste?
-Está entre Fabián López y el primero que me dirigió, Walter Sposaro, en
la cuarta de Argentinos. Me marcó. Me dijo cómo, dónde y por qué tenía que
jugar donde me hacía jugar. Además, en Italia tuve entrenadores de gran
experiencia. De todos tomaré cosas.
-¿Y de Larrañaga?
-Hablaba poco. Lo
justo. Te decía sobre todo lo que no debías hacer. Sabiendo eso, tenías menos
errores. Era una forma de dirigir distinta a la del resto. Hace mucho que no
hablo con él. Quizás con el tiempo ha cambiado. De hecho, por lo que vi en la
Selección, sí cambió. No es con el que más me identificó. Pero lo respeto.
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