RIVER 2-SAN LORENZO 1
Era un clásico. Quizás
desprovisto del esplendor de otras épocas. Pero un clásico al fin. Y por eso,
River y San Lorenzo lo jugaron como tal. Dejaron todo, no se guardaron nada.
Atacaron con ahínco, defendieron con tesón, siendo la resultante, un partidazo
de principio a fin, nutrido de gran cantidad de situaciones de gol y
excepcionales actuaciones de los arqueros. De otro modo, no se podría explicar
que apenas tres goles se convirtieran a lo largo de impactantes 40 minutos.
Ganó River sólo porque faltando poco más de 60
segundos, Usinger marcó un golazo de emboquillada desde su propia área, cuando
San Lorenzo pugnaba por vulnerar la valla millonaria. Pero era un partido que
estaba para cualquier cosa. El empate no hubiese estado mal y si el Ciclón se
quedaba con los tres puntos, tampoco hubiera sido injusto. Pero claro, goles
son amores y por el simple y contundente hecho de haber estado más fino en la
definición, la victoria de los de Ruscica es absolutamente incuestionable.
A los
5’, Quintairos colocó a la visita adelante. El
transitorio empate lo señaló Pesec, a los
10’. Después, no habría más goles hasta el
minuto
18’
del ST. Por más que se prodigaran ambos rivales en su búsqueda, y que el gol
rondara peligrosamente por los dos
arcos, parecía que el 1-1 sería amo y señor de la noche. Hasta que el golazo de
Usinger sepultó la esperanza azulgrana e hizo que se desatara la locura en el
sector local.
SALDOS Y RETAZOS
José Mandayo reapareció hace un par de fechas,
tras estar una rueda entera parado a causa de una operación de rodilla. Estaba
jugando muy bien, pero a los
8’
del PT hizo un pique hasta el área contraria y se ahogó; quedó tirado en el
suelo un par de minutos, debiendo ser
reemplazado por Cusenier. En el tramo final del partido, el DT volvió a
disponer su ingreso, pero en los últimos minutos le dejó su lugar a Bruno
Calabria, que cumplió la función de arquero-jugador. En la foto, Mandayo
conversa con Felder, quien, expulsado la fecha pasada, observó el encuentro
desde una posición privilegiada.
¿Se acuerdan de Jorge Martínez? Fue un arquero
muy reconocido en los 90, cuando integraba un Lugano que se dio el gusto de dar
la vuelta olímpica en base a un sensacional equipo, y en 2006 también fue
campeón de Segunda con Platense. El Gordo pasó a saludar a Diego Giustozzi, uno
de sus compañeros en aquel Lugano dirigido por el Tano Marigonda, donde también
brillaban Daniel Martín, Tallaferro, Petillo y Nicolás Noriega, entre otros.
Faltando 7 minutos para el cierre, San Lorenzo
tuvo su oportunidad más concreta, a través de una sexta falta que ejecutó
Quintaros. Sin embargo, Sarmiento atajó brillantemente el disparo. Hubiera sido
el 2-1 para los de Augusto Mónaco, que después, terminarían quedándose con las
manos vacías.
Una tribuna de San Lorenzo, con muy pocos
espectadores, tenía justificativo desde el momento que a la misma hora, el
equipo de Pizzi recibía en fútbol de campo a All Boys. Por eso, el escaso
público estaba pendiente de lo que ocurría en el Bajo Flores, simultáneamente
al cotejo ante River. En cancha de once le terminó yendo mejor que en el futsal
(ganó
1 a
0) si bien en los dos terrenos, el angustioso epílogo fue el común denominador.
sellado. Tras la pitada final, Federico
D’Otolo corrió a la tribuna a abrazarse con los suyos, y alzando a upa a su
pequeño hijo, le pidió a nuestro fotógrafo que los retratara juntos. “Este
partido no me lo voy a olvidar más, quiero que mi nene tenga un recuerdo de esta
noche”, dijo exultante el ex Independiente.
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