La reunión íntima del plantel de Estrella de Boedo, después de la victoria por 6 a 2 ante su homónimo de Maldonado.
El cotejo que Estrella de Boedo y Estrella de Maldonado sostuvieron en cancha del primero, era clave para ir definiendo posiciones en la Zona A de Segunda. Gracias a este triunfo, los locales quedaron bien ubicados de cara a la clasificación, en tanto a su vencido –que en algún momento llegó a estar puntero en el grupo- el pasaje a la siguiente fase se le complicó a la luz de los últimos resultados.
El éxito de los dirigidos por Diego Fenelli fue inobjetable, aunque es necesario dividir el encuentro en dos partes bien diferenciadas. En el primer tiempo, que terminó 2-2, el trámite resultó parejo y el resultado parcial fue un fiel reflejo de ello.
A los 10’, Palmisciano abrió la cuenta con un tiro rasante desde la derecha. Un minuto más tarde igualó Scalabrino, mediante la ejecución de una sexta falta. A los 13’ Ibarrondo desniveló para los de Carfagna (la jugada fue muy similar al 1-0, inclusive porque se produjo después que el local perdiera la pelota de un lateral a favor), y 21 segundos antes de que finalizara el primer período, Moreira consiguió la igualdad. En aquella primera etapa, hubo tres sextas faltas más, que no se transformaron en gol: dos de ellas fueron atajadas por Freire (a Scalabrino y Moreira), el muy buen arquero visitante. La restante, fue desviada por Palmisciano.
Al minuto del ST, Estrella de Boedo –a través de Pedroza- convirtió un gol tan importante como el 2-2 señalado justo antes del final del PT. Ambas conquistas, ocurridas una a continuación de la otra, fueron una inyección anímica para los locales. En cambio, con sus rivales sucedió todo lo contrario, ya que por haber cometido un par de errores en la marca, pasaron a estar muy rápidamente en desventaja, algo de lo que ya no podrían recuperarse.
A los 9’, ocurrió otro hecho clave: el árbitro Pablo del Puerto expulsó a Ibarrondo por golpear infantilmente sin pelota a Cermelli. El juez, no notó que este último jugador, antes había empujado a Ibarrondo, y en todo caso, de haber sido para expulsión, debió haberles mostrado la roja a los dos. Pero no lo hizo y la ventaja numérica fue bien aprovechada por el local, que llegó al 4-2 por intermedio de Pedroza. Allí se terminó el partido. Porque si bien todavía quedaban diez minutos, a partir de ese instante hubo un solo equipo en la cancha. Los jugadores de Maldonado, desconcentrados y presos de la desesperación, fueron superados por un Estrella de Boedo que generó muchísimas situaciones de gol, pero que sólo pudo concretar dos, en los pies de Cermelli y Suárez. Este último, producido faltando un minuto, fue un auténtico golazo, por la notable maniobra individual que realizó el defensor del equipo dueño de casa.
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