junio 23, 2008

SAN LORENZO, DE FIESTA EN CASA DEL VECINO


El clásico entre quemeros y cuervos se jugó a cancha llena, tal como lo indica esta imagen tomada en el partido de tercera (observar la tribuna repleta, al fondo). Abajo, los capitanes Espigares y Minutella, y el árbitro Laballos. Al cabo de un vibrante encuentro, el Ciclón ganó 9 a 6.

El viejo clásico entre Huracán y San Lorenzo quedó esta vez en manos azulgranas. El equipo dirigido por la dupla Sandívar-Fernández fue el que mejor hizo las cosas en el balance de los 40 minutos y por eso resultó un justo ganador, en un partido cuyo marco fue imponente y que, más allá de algún hecho aislado, no arrojó incidentes.
El Globo se puso en ventaja a los 2’. Martínez Dios definió muy bien ante Bottinelli y estableció la apertura. Ese gol inicial fue el signo de que Huracán comenzó muy enchufado el partido. A los 4’ igualó Tamborelli y a los 7’ Botinelli perforó la resistencia de su colega Villaggi con un shot de larga distancia.
A pesar del 2-1 en contra y por espacio de varios minutos, Huracán siguió jugando de igual ante el Ciclón. Pero sobre el cierre del primer tiempo, una serie de desconcentraciones en el equipo de Meles, fue clave en el desarrollo del partido.
En efecto, San Lorenzo supo aprovechar a la perfección dos distracciones defensivas y a los 16’ Guariniello, y a los 17’ Abdala colocaron el 4-1 definiendo en el segundo palo a través de dos jugadas casi calcadas. Y de no ser por Villaggi –que en el último minuto le atajó dos sextas faltas a Bottinelli- el marcador favorable al Ciclón pudo ser más abultado al cabo de la primera etapa.
Al minuto del complemento descontó Civale, pero a partir de ese momento, la inmensa eficacia sanlorencista, lo condujo a colocarse el triunfo prácticamente en el bolsillo, ya que entre los 3’ y los 12’, el cotejo se puso 9 a 2 (goles de Abdala, Guariniello, Bottinelli, Bagnato y Paolorosso, en ese orden).
Luego, el amor propio del Globo le permitió disimular los errores cometidos y en una gran reacción, convertir cuatro tantos consecutivos (Castro, Díaz y dos de Civale). Pero el tiempo restante ya era muy escaso y quienes se ilusionaron con el milagro, pronto debieron conformarse con que, al menos, la derrota no fuera tan holgada como lo era al promediar el segundo tiempo.
Más allá de lo futbolístico, el único incidente de la tira ocurrió en el entretiempo de la primera división. De pronto, se vio ingresar al gimnasio al jugador de San Lorenzo Mariano Quintairos –no jugó ante Huracán-, quien víctima de un ataque de nervios, aseguró que un simpatizante del club rival le había dado un trompis en el recinto contiguo. Superado el confuso episodio, todo volvió a la normalidad.

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