julio 14, 2008

PINOCHO 3-INDEPENDIENTE 2 SE SUSPENDIÓ POR INCIDENTES

Oficialmente, el partido quedó suspendido faltando 24 segundos. Pinocho acababa de convertir su tercer gol, pero el juego no llegó a reanudarse porque de pronto los insultos, las corridas, los forcejeos y los golpes se adueñaron del gimnasio. La dupla arbitral Pate-Laballos dijo basta, cuando ellos mismos fueron los agredidos.
Hasta la suspensión, todo había transcurrido por los carriles normales. Más allá de que el roce y las discusiones fueron una constante de toda la noche, nada hacía prever lo que finalmente ocurrió. Porque si bien los jugadores de ambos bandos ya aburrían con la protesta permanente, el pedido de tarjeta y demás costumbres que en los últimos tiempos han ganado tanto terreno en el fútbol, nunca se esperaba que las cosas pasaran a mayores en un abrir y cerrar de ojos. Pero lamentablemente así sucedió.
El tercer gol de Riente encendió la mecha. Primero, y por espacio de cinco minutos, abundaron los cruces verbales entre protagonistas de ambos planteles. Según los de Independiente, los de Pinocho –que invadieron la cancha- mezclaron festejos con cargadas y en función de esas acusaciones el juego estuvo detenido. Los árbitros también fueron el blanco de las quejas visitantes. Un corner no cobrado para Independiente en la jugada previa al gol de Pinocho, era la razón principal del descontento de los Diablos Rojos.
Pero en un segundo, el descontrol adquirió características pocas veces vistas dentro de una cancha. Eso pasó a partir de que Patricio Loureiro cruzó corriendo el rectángulo y, esquivando a quienes pretendían detenerlo, alcanzó a agredir con sus puños a Fernando Laballos. Procurando defenderse el juez también arrojó golpes, mientras su colega Pate era arrinconado y agredido por parte del público adicto al Rojo. Entretanto, los agentes policiales, desbordados, poco podían hacer y la gente de Pinocho salió de la escena, quedando sólo los de Independiente, claramente divididos en dos bandos: los que buscaban prolongar la pelea y aquellos que querían apaciguar los ánimos. En este último grupo se hallaban el DT Sergio Artero, el delegado Daniel Navas y algunos jugadores como Federico D’Otolo, quien si bien primero había participado de las fuertes discusiones con el plantel contrario, luego protegió a la dupla arbitral de los más exaltados.
Luego de quince minutos, la calma fue retornando lentamente y los árbitros pudieron retirarse con tranquilidad. Ahora, el Tribunal de Disciplina tendrá la palabra...

HABLEMOS DE FUTSAL
A pesar de que es difícil referirse a lo estrictamente futbolístico, hay que hablar de un encuentro muy equilibrado, en el que empezó mejor Independiente y terminó mejor Pinocho. De un partido vibrante, jugado al límite, en el que ninguno de los dos mezquinó sudor ni pierna fuerte. Pero en el cual también se vieron buenos momentos de futsal, enriquecidos por el afán de llevarse los tres puntos que tuvieron tanto uno como otro.
Al minuto, Poggio abrió el marcador. Sorprendido, el local fue por el empate, pero chocó con una sólida defensa, bien apuntalada por Loreto. De contra, los de Artero volvieron a lastimar y por esa vía aumentaron a los 9’, cuando Elías salió muy lejos y Borruto, desde media cancha, embocó el 2-0.
A medida que el trámite ganó en tensión y emoción, los dirigidos por Ruscica –en su peor momento del partido- también se cargaron de faltas. A los 15’ llegaron a la sexta y a partir de ese minuto, los Rojos tuvieron dos grandes chances de convertir el tercer gol. En la primera Elías le contuvo el disparo a Hiza. De inmediato, el mismo arquero marcó el descuento para su equipo, en una notable corajeada ofensiva. A los 18’, Independiente tuvo otra ocasión de sexta falta pero el guardavalla volvió a impedir el festejo rojo (esta vez ante Loureiro) y con ese 2-1 finalizó el período inicial.
En el complemento Pinocho madrugó y tempranamente Fafasuli colocó el 2-2 de media vuelta. Y a pesar de que los dos equipos buscaron y generaron situaciones de riesgo, ya no habría más goles hasta el 3-2 que precedió a la suspensión. Antes de que ello sucediera, el partido estuvo para cualquiera. Pese a que Pinocho dio la sensación de ser más sólido, Independiente se defendió con criterio (en esta función volvió a sobresalir D’Otolo) y de contra, también acercó peligro en reiteradas ocasiones. La más clara, fue a los 15, con un tiro que dio en el palo y donde Elías no tenía ninguna chance.
Ingresando en el minuto final, la impresión de que terminarían dividiendo puntos era concreta. Sin embargo, faltando menos de 30 segundos (igual que contra Boca), Mauro Riente clavó un remate esquinado que dejó sin reacción a Loreto. Por unos segundos, la fiesta se apoderó del gimnasio de Villa Urquiza. Desgraciadamente, pronto la vergüenza se encargó de desplazarla.

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