febrero 26, 2012

EL DELEGADO DE FUTSAL QUE VIAJÓ EN EL TREN DEL HORROR

Gustavo Costoya, delegado de Cervantes, representante en AFA del club de Floresta y papá de un jugador de tercera -Maximiliano- , fue uno de los protagonistas de la terrible tragedia ferroviaria del último miércoles. Costoya se hallaba en el primer vagón de la formación que sufrió el descomunal choque en la estación Once y logró salvar su vida milagrosamente. Hace algunas horas, le dieron el alta luego de haber estado internado en los hospitales Rivadavia y Güemes. Una vez en su domicilio, atendió a La Voz del Futsal. «No se puede creer, tuve un Dios aparte», fueron sus primeras palabras. Enseguida, se largó a contar sus sensaciones, informando sobre el estado de salud en el que se encuentra:
«Por el aplastamiento, estoy bastante mal de las dos piernas. Una está toda vendada, esa la tengo en carne viva. Además, las dos están llenas de hematomas y  moretones. Todavía no puedo caminar, apenas empecé a moverme un poco. Me ordenaron reposo absoluto con aplicaciones de hielo, para aliviar la hinchazón. Pero estoy vivo, que es lo más importante».

«Todos los días me tomo el Sarmiento para ir a mi trabajo, en Retiro. Subo en Villa Luro, bajo en Once y me meto en el subte. Así lo hice también el miércoles. Me acuerdo que en Floresta el tren se pasó de la estación y debió retroceder. Más adelante, en la terminal, todo ocurrió en un segundo. De pronto, estábamos todos ahí adentro de ese vagón, tratando de sobrevivir. Había gritos, llanto, desesperación.... Y vi gente morir al lado mío. Eso es lo que más me va a costar sacarme de la cabeza».

«Estuve tres horas encerrado, hasta que al fin los bomberos consiguieron sacarme. En el primer intento no fue posible. En el segundo sí, pero fue ahí, en el tironeo, adonde se me produjo esa gran herida en la pierna, que me quedó prácticamente sin piel. Mi familia sabía que yo estuve en la tragedia, pero recién se enteró que estaba vivo al ver mi nombre en una lista del Hospital Rivadavia. Me llamaban al celular pero lógicamente, yo no atendía. Al final ese teléfono funciona, y terminé rescatándolo al igual que mi documento»

«Recién a la una de la tarde me localizaron. En mi trabajo les dijeron que yo nunca había llegado. Según me contaron más tarde, hubo gente que me vio por televisión, junto a una de las ventanillas del tren, al lado de un pibe colgado y una chica que gritaba...».

«Mientras estaba atrapado, le pedía al Barba que me ayudara un poco. Y El me escuchó. Pero lamentablemente no todos corrieron la misma suerte. Hubo personas que fallecieron en el momento. Algunas pelearon por salvarse y lo consiguieron. Pero otros no. Tratábamos de darnos ánimo entre todos. Nos hablábamos para no dormirnos. Una chica que estaba encima mío aguantó hasta donde pudo. Después, no respondió más...  Cosas como éstas fueron lo más duro. De las heridas voy a recuperarme dentro de un tiempo. En cuanto a lo otro, seguramente tardaré más».

«A pesar de que tengo esas dolorosas imágenes en la cabeza, conseguí dormir bastante bien una vez que me dieron de alta. Ahora tengo que empezar con las curaciones en el Sanatorio Güemes. Y además hay una causa en la Justicia, por eso también tendré que ir a declarar ante el juez Bonadío».
«A través de esta nota quiero agradecerle a toda la gente que me llamó. Fueron un montón. Los muchachos de Cervantes también estuvieron a mí lado, inclusive mientras duró mi internación. Mi deseo es el de volver al club en cuanto mi salud me lo permita. Y también a la AFA. No sé cuánto demorará todo esto, pero quizás dentro de algo más de un mes, esté de vuelta por allá».

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