noviembre 29, 2010

Tres por tres... ¡CIGLIANO!


En futsal es común que dos hermanos sean compañeros, pero que sean tres es muy difícil. De izquierda a derecha: Pablo, Gabriel y Alejandro.

Tres futbolistas de apellido Cigliano integran la primera de Ferro. Pablo (27 años), Gabriel (25) y Alejandro (21) son hermanos, y el hecho de que hace varios años ya que tienen continuidad en el mismo equipo los hace protagonistas de una situación totalmente infrecuente. Para conocer lo que piensan sobre este y otros temas dialogamos con ellos. Y esto nos comentaron:

PABLO: “EL MÁS CHICO ME CONTESTA TODO”
“Ahora estamos bien, recuperándonos”, dice el mayor de los tres, que elige hablar de un presente que al verdolaga lo encuentra luchando para ingresar a los playoffs. “El desgaste de la final del Apertura y encima haber perdido a Belsito y Gastón (Bueno) nos complicó y perdimos muchos puntos, pero desde la segunda mitad del Clausura empezamos a jugar mejor. Está difícil pero esperemos llegar a clasificar”.
Pablo llegó a Ferro a los 14 años, a los 16 debutó en primera y desde ese momento, en base a una notable potencia y capacidad goleadora, se convirtió en uno de los futbolistas más valorizados de la actividad. No obstante, nunca cambió de club, a pesar de que ofertas no le faltaron. “Muy probablemente me quede acá hasta el final de mi carrera. Si no me animé a irme a los 22 años, hoy que ya soy grande, que tengo trabajo y una vida social más asentada, menos todavía. Nunca jugué futsal por lo económico, sino que tuve la suerte de hacerlo sólo por satisfacción personal. Acá me crié, tengo a mis amigos y lo que priorizo es eso antes que la plata”. Con respecto a sus dos hermanos, señala: “Es muy lindo jugar con ellos, por más que dentro de la cancha nos peleemos bastante. Debe ser por el exceso de confianza... ¿con quién discuto más? Y... con el más chico, aunque es el único que me contesta todo. El otro me deja gritando solo como un loco”.

GABRIEL: “YA SÉ QUE PABLO ESTÁ LOCO”
Con características diferentes a la de su hermano mayor (sus máximas virtudes son el sacrificio y una garra ponderable) Gabriel también debutó en primera siendo muy joven. Y al igual que Pablo, también indica que no tiene pensado cambiar nunca de camiseta. “Nacimos en Ferro y tenemos un gran amor por esta camiseta. Ni siquiera me seduce el dinero que por ahí se está pagando en otros clubes. En cambio, lo que sí me tienta es dejar de jugar”, confiesa, a pesar de su corta edad. ¿Cómo se entiende esta situación? “Gracias a Dios me está yendo muy bien en mi profesión, que es la educación física, y quiero dedicarme más de lleno a eso. Quizás el 2011 sea mi último año”, vuelve a sorprender. Dueño de un físico cada vez más imponenente producto de su trabajo en el gimnasio, el “Cabezón” admite que “me han dicho muchas veces que largue los fierros, que con este cuerpo no podía jugar, pero nunca me importó. Me gusta mucho la musculación, me dedico a la rama del fitness y no la pienso dejar. Mientras pueda seguir moviéndome...”
Acerca de la comparación futbolística con los otros dos, puntualiza: “Claramente son mejores que yo, toda la vida fue así. En los entrenamientos juego en contra y me acostumbré a que me pinten la cara siempre (risas)”. Más serio, opina: “Pablo la está rompiendo y de a poco está volviendo a ser el de unos años atrás. Para los rivales es el jugador a marcar, al que más respetan. Y a Gandu (ése es el apodo del más chico) lo veo muy afianzado, con una velocidad increíble. En las prácticas no lo puedo parar ni siquiera con patadas. Eso sí, cuando voy un poco fuerte arruga el pendejo”, dice, volviendo al tono risueño. Y con respecto a Pablo, sin apartarse de ese tono, completa: “Si no le contesto cuando me putea es porque ya sé que está loco. Antes sí lo hacía, como ahora lo hace Gandu, porque el exceso de confianza genera que entre nosotros nos digamos cosas que otro compañero no puede”.

ALEJANDRO: “AL VIEJO CASI LO PERDEMOS”
Esa confianza de la que habla Gabriel, permite que, por ejemplo, cuando el Cigliano del medio no llega a dirigir la cuarta y la quinta por razones laborales, Alejandro lo reemplace en esa función. “La dirección técnica es algo que me interesa bastante. Y como jugador no me destaco por nada en particular, básicamente trato de aportar para el equipo”, sostiene. “Ferro siempre tuvo muy buenos planteles y me costó ganarme un lugar, pero ahora me siento afianzado”
La comparación con Gabriel, quien se caracteriza por ser todo lo contrario en cuanto a masa muscular, forma parte de la charla, dando lugar a que se conozca el motivo de su particular apodo: “¿Por qué me dicen Gandu? Por el Nano Gandulla, un jugador de la década del 40 que según comentan, era muy flaquito”, sostiene Alejandro, agregando: “Me pone muy contento jugar con ellos. Yo era muy chico cuando Pablo y Gabriel llegaron a primera, y me ilusionaba con que estemos los tres juntos. Ahora que se dio, es como un sueño cumplido”.
El caso también es reconfortante para el padre de los chicos, que trata de no perderse ningún partido de Ferro: “Mi viejo se vuelve loco, ya no queremos traerlo más. Pero él no quiere saber nada con dejar de venir. Encima contra San Lorenzo se comió un pelotazo y casi lo perdemos”.
A semejanza de su hermanos, el menor también descarta la posibilidad de alejarse de la entidad de Caballito. “Primero que no tengo condiciones como ellos dos, y después, la verdad que no me interesa ninguna transferencia. Acá, con mis amigos, estoy bien. Ferro es mi casa. El día que Gabriel y Pablo dejen de jugar no creo que las cosas cambien, ya que seguramente seguirán vinculados desde la dirigencia o la dirección técnica”. Por último, llega la hora de definir a sus hermanos mediante una frase: “Pablo es un fenómeno, eso está más que claro. Y Cabeza se hace el humilde pero es un crack. Siempre nos saca las papas del fuego”.

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