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Boca venció a Ferro 4 a 0, en cancha de Estrella de Boedo. En base a estos tres puntos, alcanzó la cima de la tabla, si bien América y Pinocho, los otros dos líderes, juegan este domingo y el martes respectivamente.
El elenco visitante siempre fue superior a su rival, por lo que el triunfo resultó tan incuestionable como la diferencia de cuatro goles. Con respecto a las anotaciones, hubo dos en cada tiempo.
A los 15' de la parte inicial, Vaporaki abrió la cuenta mediante una definición acorde a su olfato de goleador. Después de buscarlo con intensidad, el 2-0 convertido por Basile llegó sobre la hora (ver Saldos...) y resultó psicológicamente letal para los verdolagas, que no esperaban irse al descanso con esa desventaja, considerando que ya primera etapa se terminaba.
En el complemento, un conjunto xeneixe, más tranquilo, ejerció el dominio sobre un adversario que en contadas oportunidades creó peligro sobre el área del seguro Bottinelli.
Procurando subsanar la situación, el DT Meirama mandó a Castro como arquero-jugador a los 12'. Ese recurso le dio a Ferro algo más de profundidad, pero las buenas perspectivas quedaron reducidas a cero cuando a los 15' fue expulsado Lombardi por cometer una mano en la mitad de cancha -la dupla arbitral consideró que era último hombre- y en la jugada posterior, una contra coronada por Farina culminó con la pelota durmiendo en la red: 3-0 y partido liquidado.
Hubo tiempo para un gol xeneixe más: a los 19' volvió a "mojar" Farina, en una curiosa maniobra (ver Saldos...) en la que el goleador sólo tuvo que empujar el balón.
SALDOS Y RETAZOS
Por la ausencia de Meloni (está en San Juan con la tercera boquense) Fernando Casais cumplió el rol de entrenador titular. Durante muchos años, en Ferro fueron compañeros de equipo con su colega Diego Meirama. Por lo tanto, ambos aceptaron gustosos sacarse la foto en la previa al partido.
Gabriel Cigliano no pudo jugar como consecuencia de una lesión sufrida 15 días atrás. "Me fracturé el dedo por un pelotazo en el partido contra América", contó uno de los futbolistas verdolagas más experimentados. "Fue una jugada muy boluda, me quería matar. Con las ganas que tenía de jugar hoy... " se lamentó el Cabezón, que aún tiene para dos semanas más de inactividad. Sin dudas, su equipo lo extrañó.
Vaporaki y Quevedo fueron compañeros en América y entre ambos quedó una excelente relación. Por eso, dialogaron animadamente antes del partido. Claro, después, Alamiro no tuvo ningún reparo en "vacunar" a Matías cuando encontró la primera situación propicia. El fútbol es así...
A menos de 48 horas de conocerse su suspensión por un año, Luciano Pigni estuvo en la cancha para alentar a Ferro, donde hizo prácticamente toda su carrera. Al futbolista de Sportivo Barracas se lo notó comprensiblemente bajoneado, si bien trató de demostrar entereza. "En 17 años de carrera sólo me habían echado una vez en tercera", le contó a La Voz del Futsal. En el próximo número de nuestra revista, nota imperdible al Pelado.
El Coco Basile fue el autor del segundo gol de Boca. Lo curioso es que éste se produjo cuando faltaba menos de un segundo para terminar el primer tiempo. Fue un disparo alto, que Quevedo no alcanzó a despejar. Apenas el balón ingresó al arco, el cronómetro se puso en cero. El plantel de Ferro, sorprendido, ni siquiera atinó a reclamar.
Otro hecho atípico. Faltaban sólo 6 minutos para concluir el PT y todavía no se habían producido faltas (ver el tablero). La primera, se la cometieron a Santos -que en la imagen está por ingresar- un minuto más tarde. En una muestra de lo tranquilo que fue, en aquel primer período, Ferro sólo terminaría con una infracción en su contra y Boca, con dos. Tampoco hubo pedidos de tiempo muerto. En total, se jugaron únicamente 29 minutos netos. Si no es récord, pega en el palo.
Por haber señalado dos de los cuatro goles, Gastón Farina se hizo acreedor al premio otorgado por La Voz del Futsal: una remera de "Indumentaria MC". El segundo gol del Tonga fue realmente muy extraño: Bottinelli sacó fuertemente con la mano y como nadie la tocó en el camino, la pelota iba a ingresar al arco contrario, si bien, obviamente, el tanto no tendría validez. Fue allí donde apareció Farina para, a menos de un metro de la línea de gol, darle al balón el empujoncito necesario para "legalizar" la conquista. En el festejo, se acordó apuntar con su dedo a Bottinelli, gran responsable del 4-0.
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