A veces, los cambios suelen ser bruscos e inesperados, como se vio en el posteo anterior, a propósito de Diego Giustozzi. En otras oportunidades, son mucho más graduales y llevan más tiempo, pero se trata de cambios, al fin. Como claro ejemplo, se podría poner a los De Nicola, una familia muy vinculada a la actividad, a partir de la incursión de Alejandro en la década del Noventa. Cuando fue tomada la fotografía que ilustra esta nota, ya corría el año 2008. El “pequeño” Lucas Nazareno jugaba en la séptima de San Lorenzo. Nacido el 6 de noviembre de 1996 –justamente dos días atrás cumplió 24 años- era uno de los integrantes del plantel azulgrana que, el día de la foto, jugó ante Pinocho. Entretanto, su papá, que estaba en el estadio en carácter de espectador, ya dirigía a la primera de Caballito, luego de haber tenido un paso muy exitoso por el Ciclón.
Los años fueron transcurriendo. En el largo camino de las inferiores Lucas modificó su trayectoria, yéndose a las divisiones menores de Caballito. En el club de la calle Nicasio Oroño escaló división tras división, hasta hacer su debut en la primera, si bien muy pronto emigraría hacia otro destino futsalero. En 2018, recaló en Vélez, que iniciaba su recorrido en el futsal de AFA, dirigido por Javier Arce, quien a su vez, había sido jugador de De Nicola padre, unas cuantas temporadas antes, en San Lorenzo. Así, se cerraba un curioso pero para nada extraño círculo, que incluía a padre, hijo, jugador y técnico.
Fotos: la séptima de CASLA en 2008, con Lucas De Nicola, en el último lugar de la fila inferior.. Arriba, con su papá, Alejandro.
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