EXTRANJEROS EN EL FUTSAL ARGENTINO

AURELIEN SONGOU, EL CAMERUNÉS DE ARGENTINOS

 Se llama Aurelien Songou y nació en Camerún  hace 20 años. Su relación con el futsal era inexistente en nuestro país, hasta que comenzó a practicar con Argentinos en el verano y sería fichado por los de La Paternal, tanto para liga como para AFA.
En Camerún, en cambio, Songou (se pronuncia Songú) jugó para su Selección, según el mismo nos comentó, hablando el castellano de manera más que correcta. «Vine a Buenos Aires hace dos años, me fui de mi país por razones personales», agregó, sin revelar más datos. Después, a medida que entró en confianza, se largó a contar más cosas. Por ejemplo, que vive en una pensión, muy cerca del complejo Las Malvinas, y que trabaja en un negocio de matafuegos. Además, dijo que su objetivo era jugar fútbol de campo, y que apenas pisó la Argentina, fue anotado por Sacachispas. «Jugué unos partidos, pero después no sé que pasó». Mediante una mueca de contrariedad, dio a entender que fue engañado por un representante y que quedó a la deriva. «Entonces decidí dedicarme al futsal. Si quiero hacerlo en cancha grande, voy a tener que empezar de cero otra vez», señaló.
No obstante, Songou no está demasiado preocupado. Al menos, es lo que parece cuando se le ve conversando alegremente con compañeros e integrantes del cuerpo técnico de los Bichitos, que lo llaman por su apellido -es  más fácil para pronunciar que su nombre- o simplemente le dicen «Negro», seudónimo obligado para todo aquel futbolista de esa raza que pisa suelo argentino.
En cuanto a lo futbolístico, en cancha de once, era un delantero veloz y escurridizo. Y se nota que sabe con la pelota. Habrá que ver ahora cómo adapta sus condiciones al futsal. Muy pronto, cuando la pelota comience a rodar en forma oficial, seguramente lo sabremos.

RAFAEL CUELLO, EL COLOMBIANO DE HURACÁN

En la foto, entre «Chocolate» Domínguez y el «Ruso» Mendelevich -hace algunas horas reemplazado por Aldo Campos como DT quemero-, está Rafael Cuello Arregocés, un colombiano de 21 años nacido en cercanías de Barranquilla. Llegó a la Argentina el año pasado con el propósito de jugar en cancha grande luego de hacerlo en un par de equipos de su país. «El fútbol fue el motivo de mi viaje. Iba a jugar en Quilmes, pero no se dio», nos comentó. «También practiqué en Riestra pero no me ficharon por no tener la documentación, así que ahora aposté al futsal. Nunca jugué a este deporte. Me dijeron que no es sencillo adaptarse, pero yo me tengo fe», sostuvo el colombiano, que vive en un hostel en Barracas y trabaja en un negocio de Harley Davidson en Vicente López. «Soy el que hace la limpieza de las motos y del local, y con lo que gano, puedo pagarme la comida y la habitación». ¿Una curiosidad? Le sacamos la foto en un día de intenso calor. Sin embargo, ello no fue impedimento para que dejara de usar el simpático gorro coya que al igual que el morral, se aprecian en la imagen.