septiembre 18, 2012

«Mi hermano es un fenómeno y se merece ir al Mundial»


El chacaritense Federico Quevedo, en su vuelta al futsal, protagoniza un inusual caso de hermanos que son arqueros de primer nivel.

En la previa al triunfo ante El Talar y después de la derrota ante Alvear el guardavalla le contó a La Voz del Futsal: «Jugamos muy bien, merecimos hacer un montón de goles. Pero esto es fútbol y los goles no se merecen, se hace». Mediante esta frase tan recurrente, Federico Quevedo analizó la agónica derrota de Chacarita ante Alvear, el duelo de punteros que finalmente determinó que el local pasara a ser único líder. «Pagamos caro la poca definición que tuvimos», manifestó el arquero, agregando que «esto duele, duele mucho. Sobre todo porque estábamos cómodos en la punta hasta algunas fechas. Pero hay que seguir luchando y no caernos, porque si lo hacemos ellos ya van a tener el camino libre».
Según Quevedo, «habrá que hacer hincapié en lo anímico, pero este plantel tiene bastante fuerza en ese sentido. En lo futbolístico también estamos bien, contamos con recambio... Ahora lo que hay que hacer es seguir entrenando duro, no queda otra».
Quevedo, que estaba en el banco, entró en el último tramo del partido para darle a su equipo mayor juego con los pies en momentos en que Chacarita perdía  1 a 0 y no hallaba la llave del empate. El 1-1, precisamente, se dio un minuto después de su ingreso. «Terminé muy cansado, ya me agota jugar», confesó. «Pero si puedo dar una mano desde mi lugar, lo hago con gusto».
El trasfondo de su vuelta a la entidad de San Martín, tiene que ver con una lesión que no le permitió seguir actuando en River. «El año pasado decidí retirarme para trabajar como entrenador de arqueros tanto en River como acá. Pero hace unos meses se lesionó el Mono (Comesaña) y me preguntaron si quería fichar. Acepté, aclarando que no era para ser titular ni para pelear un puesto. Simplemente ayudar en cuanto fuera necesario. Así se dio. Estoy yendo al banco y Ariel (Carta) me pide que entre si por ejemplo precisa que salgamos jugando del arco. Ya nos pasó en un par de partidos».
Más allá del panorama chacaritense, Quevedo hizo alusión a River: «La idea era ganar un torneo, siempre aspiramos a eso. Pero bueno, el futsal actual es muy difícil. La peleamos, pero no llegamos a ese objetivo».
Acaso sintiendo que su carrera de arquero va quedando atrás, puntualizó qué es lo más lindo que le sucedió en sus años de trayectoria: «La pasión que te genera esto, la emoción de cada partido, la adrenalina. El futsal te deja buenos amigos, grandes compañeros, buena gente. Eso de irte tras cada partido y querer volver al día siguiente».
Sus elogios a este deporte, van de la mano de algún lamento: «El futsal tiene un clima maravilloso, es hermoso jugar a esto, aunque por las lesiones que sufrí, no pude rendir en un cien por ciento».

MI HERMANO, EL MEJOR
Casos de hermanos en el futsal son muy comunes. Lo que no lo es, es que ambos se desempeñen en la posición de arquero, algo que ocurre con nuestro entrevistado y Matías, hoy en Ferro: «Mati es un fenómeno -asegura-. En Pinocho siempre le tocó remarla de abajo, siendo suplente. Después tuvo la chance de jugar y se lo merece, como también se merece estar en el Mundial, gracias a todo el sacrificio que hace».
Federico, que es apenas un año mayor, afirma que se llevan muy bien. Y al preguntarle quién es el mejor de los dos, es rotundo: «¡Matías! Lo demuestra semana a semana». Risueñamente, en un reportaje que hace un tiempo le hiciéramos a su hermano, ante idéntica pregunta, había respondido sin titubear: «Fede es el mejor».

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