Igual que en el Apertura, cuando le quitó un invicto de 110 partidos, los Verdolagas se quedaron con el triunfo, esta vez, por 4 a 1.
La historia volvió a repetirse y Pinocho, que llegaba a este encuentro con puntaje ideal pero con tres partidos pendientes, cayó frente al equipo de Meirama, que así aseguró su permanencia en la punta (la compartía con Boca, que hoy visita a Allende).
Un Pinocho protagonista fue a buscar el triunfo y los instantes iniciales le fueron favorables, ya que supo colocarse en ventaja a los 7’, momento en el que Fafasuli derrotó a Dalio con un remate esquinado, tras una buena asistencia de Elías. A partir de ese gol, Ferro comenzó a exhibir su mejor virtud a pesar de verse en desventaja: la paciencia. Los verdolagas no cayeron en la desesperación y hallaron su premio nueve minutos después, cuando en una acción desafortunada Chianelli venció su propia valla al rebotarle un centro rasante desde la izquierda. El 1-1 le dio cifras parciales al primer período.
La insistencia de Pinocho no mermó en el segundo tiempo. Los de Villa Urquiza presionaron, pero se toparon con una defensa que correctamente cerró todos los caminos hacia Dalio. Y que cuando tuvo la chance de lastimar, no la desperdició. A los 6’, hubo una clara muestra de ello: Pinocho, siempre en su búsqueda del arco de enfrente, tuvo una falla en la zona del círculo central, situación que dos de los hermanos Cigliano aprovecharon a la perfección: Pablo robó, penetró en el área y cedió a Alejandro, que definió con precisión: 2-1.
Los minutos siguientes reflejaron una presión constante del visitante, mientras Ferro, cada vez más retrasado, esperaba que corriera el reloj aferrándose a su libreto. Sin embargo, si bien Pinocho contó con la posesión del balón durante la mayor parte del tiempo, Dalio no sufrió grandes sobresaltos, pues al equipo de Gazzo le costó fabricar posibilidades claras.
A los 18’, las cosas comenzaron a definirse para el local. Con todo el quinteto jugado en ataque –incluso el arquero Elías- Pinocho perdió otra pelota en terreno rival y desde esa posición tan lejana, Del Puerto le acertó al arco para poner el 3-1. Y faltando 46 segundos, otra contra letal coronada por Pablo Cigliano, implicó el 4-1 con el cual los de Caballito festejaron hasta el éxtasis su gran triunfo, que seguramente haya resultado exagerado en cuanto a las cifras, pero al que de ningún modo puede cuestionárselo por sus merecimientos.
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