Dentro de esta sección se trata de un caso atípico, pues en lugar de reseñar su trayectoria como habitualmente lo hacemos, abordaremos su caso a partir de la palabra del propio protagonista, a quien uno de nuestros periodistas encontró en forma casual mientras ambos hacían un trámite en un local de telefonía celular.
Augusto Rodríguez hizo todas las inferiores en Lamadrid. Arrancó en octava en la época que la familia Lavezzi coordinaba la actividad, llegando hasta la antesala a Primera en 2009. Luego pasó a la tercera de 17 de Agosto y en la tercera de Kimberley dio los últimos pasos de su campaña. Siempre fue un pivot difícil de marcar, corpulento físicamente y con llegada al gol, aunque su temperamento de vez en cuando lo traicionaba y las protestas hacia los árbitros solían terminar en expulsión.
Así y todo, se podía vislumbrar en él un jugador con futuro. Pero, ¿qué le sucedió? "En mi primer partido en la reserva de Kimberley me rompí los ligamentos -contó-. A mí me había llevado Augusto Mónaco, aunque mi DT en esa división era Gustavo Villegas. A Vily todavía me lo sigo cruzando en el barrio y me dice: 'Vos sos el jugador de mejor promedio de la historia'. Y tiene razón, porque antes de romperme, en ese partido había hecho los tres goles de Kimberley, que perdió 4 a 3. Villegas me sugirió que volviera, pero después de aquella lesión ya no puedo. Subí como 15 kilos y me dediqué bastante a la joda (se ríe)".
Rodríguez, hoy, está alejado de las canchas, si bien continúa jugando con amigos. "Además estoy estudiando psicología y laburo en la panadería que con mi familia tenemos en Avenida San Martín y Pedro Morán (Villa Devoto). Yo soy el encargado de hacer el reparto". Por último, le preguntamos por su papá, Ricardo, quien lo seguía a todos lados (en una época, inclusive fue delegado) y por su fuerte carácter también llamaba la atención de jueces y rivales. "Mi viejo está bien, sigue trabajando con su taxi", señaló.
El protagonista de esta en la cuarta de Lamadrid que dirigía Daniel Fina en 2009.
Augusto Rodríguez, hoy. Lo encontramos realizando engorrosos trámites en una famosa empresa de telefonía celular ubicada en Juan B. Justo y Honduras.
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