Sólo le faltaban 45 segundos a Boca para completar una semana inolvidable. El domingo había vencido a River en el superclásico. Y anoche, muy cerca estuvo de hacer lo mismo con Pinocho, al que vencía 4 a 3 -igual que a River- en condición de visitante y luego de dar vuelta un 3 a 1 adverso. Pero en ese instante Vaporaki puso el taco para desviar un envío de Elías y marcó el 4-4 que le dio cifras finales a un partido de alto vuelo emotivo.
Boca se había puesto en ventaja a los 2' por intermedio de Trifone, quien resultaría autor de los cuatro goles de su equipo. Sin embargo, el local jugó mejor en ese primer tiempo y terminó por irse al vestuario 3-1 en ganancia, con goles de Chianelli -2- y Riente.
El inicio del complemento siguió mostrando a un Pinocho superior. No obstante, alos 7' el equipo de Meloni consiguio descontar de penal. Ese gol marcó una línea divisoria en el encuentro, ya que Pinocho se desconcentró y su rival aprovechó el envión de su segundo gol para seguir complicando al súper-campeón. Una tremenda eficacia le permitió a Trifone no sólo lograr el empate a los 8', sino que a los 15', hizo que el estadio enmudeciera cuando colocó el 4-3 mediante un puntazo que dejó sin reacción a Elías.
En los minutos restantes, Pinocho se fue con todo en busca de Guisande e hizo méritos para convertir, pero en el contexto de un final dramático, el gol se le negó una y otra vez. Los palos jugaron en tres oportunidades a favor del xeneixe, devolviendo dos disparos de Elías y uno de Riente. Y cuando parecía que la pelota nunca iba a entrar, VAporaki señaló el 4-4 descripto líneas arriba.
Faltando escasos veinte segundos para el final, sobrevino la gran polémica de la noche: Pinocho atacaba y un defensor xeneixe cometió una mano que Laballos juzgó como casual (hubiera sido la sexta falta para Pinocho). "Lo único que se debe medir es si hubo intención o no", manifestó luego el árbitro, ante las protestas del plantel local. Y dos segundos después, en la misma jugada, Chianelli también cometió hands. Pero el juez volvió a ignorar la infracción utilizando el mismo argumento y el tiempo se acabó. Atrás, acababa de quedar un cotejo electrizante.
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