Los Pergolini, nuevos miembros de la familia futsalera.
«Está bueno esto del futsal. Me gusta, me gusta mucho...»
Mimetizado en el mundo de las inferiores, Mario Pergolini es un habitante más de la actividad. Llega temprano a la cancha, paga su entrada, se sienta en la tribuna, charla con los papás... Y hasta da una mano si hay que colaborar, por ejemplo, cargando un bidón de agua para los jugadores. Su hijo, Matías, empezó este año en la quinta de Kimberley y él lo acompaña con verdadero placer: «El jugaba FEFI en Comunicaciones -explica- y este año tuvo que optar entre cancha de once y fútbol cinco. Cómo le daban mejor los horarios y aprovechando que Kimberley está cerca de casa, eligió el futsal. Y está contento. El club es lindo. Los campeonatos son muy competitivos pero a la vez, no existe esa súper-presión... Está bueno eso».
Mientras observa el partido, Pergolini le informa vía celular, las instancias del juego a su mujer. La mamá de Matías asistió en lugar de Mario, cuando Kimberley visitó a River: «Ese día no fui, más que nada para no provocar», aclara, en obvia referencia a su condición de reconocido hincha xeneixe.
El ainimador se autocalifica como un espectador tranquilo: «Grito, pero hasta ahí. Me molesta bastante cuando los padres se alteran. Aparte, como la gente me conoce, tampoco puedo andar haciéndome el loco. No tiene sentido. Así que ocupo mi lugarcito para no llamar la atención, aliento a mi hijo, al equipo, y listo. Acá lo más importante es que él se sienta cómodo».
A Kimberley ya le tocó enfrentarse a River, pero también debió medirse con Boca, club por el cual simpatizan tanto el padre como su hijo. Según el entrevistado, «era raro, la camiseta que te comprás para tener en tu casa es la que después te está pegando un codazo, comentaba Matías. Yo hinchaba por Kimberley. Entre tu hijo y el club, no hay dudas que elegís lo primero».
Mario también se vio alguna vez en la disyuntiva de ir al futsal o a La Bombonera para ver a Boca en cancha de once. «El horario es algo complicado -cuenta, en referencia a que la quinta división juega, mayoritariamente, los domingos al mediodía-. Por suerte no se está dando tanto que se superponen las dos cosas. Pero llegado el caso, vamos a ver a Matías y más tarde, en casa, le echamos en cara que a Boca tenemos que mirarlo por la tele», señala con esa cuota de humor que mantuvo durante todo el diálogo. Por último, indica qué impresión tiene acerca de su hijo en el contexto del juego futsalero: «El recién arranca con este deporte y aún tiene para aprender. Pero es muy paciente, le pone un gran empeño. Ayuda mucho que el club es muy bueno, que el entrenador también lo es y que no le mete mucha presión a los chicos».
Matías junto al DT Gustavo Villegas
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