diciembre 18, 2013

LA HUMILDAD DE UN EQUIPO QUE CON NADA, LOGRÓ TODO

¿Quién apostaba algo por Villa Modelo al comenzar la temporada? Unos cuantos equipos se reforzaron como para grandes cosas. Apellidos de renombre y figuras de rendimiento “garantizado” fueron a parar a las filas de varios competidores. Sin embargo, hubo uno que se armó en base al silencio y al bajo perfil. De sus dos entrenadores de 2012, sólo quedó uno, Jorge Maldonado, pues Juan Carlos Gorostisaga dejó de formar parte del cuerpo técnico. Y con él, también se fueron los billetes que habían ayudado a atraer figuras en épocas de vacas gordas. 
 Para 2013, ni siquiera Maxi Tapia –histórico goleador del futsal- fue parte del plantel, aunque en este caso, por cuestiones que tienen que ver con la interna de la institución. Lo concreto es que el rojinegro se nutrió de los jugadores del club para encarar un campeonato que nunca lo tuvo entre sus candidatos. Al menos en aquel principio de temporada.

No obstante, la cosa empezó a funcionar bien. El joven plantel comenzó a sacar resultados y en la primera etapa, logró el objetivo de la clasificación, entrando en tercer lugar de la Zona 5, detrás de Las Heras y Argentinos. 
 En la Copa de Oro era un equipo más. Los triunfos fueron menos que las derrotas en el tramo inicial, donde cayó a manos de Las Heras, Juvencia y La Ñata. Pero luego se recuperó y Jorge Maldonado encontró el equipo que sacaría resultados muy importantes a partir de la mitad del certamen. Los pibes del club se convirtieron en el alma del rojinegro: Silva, López, Werner, Ríos, Sanchez, Aldana, Laperal y los hermanos Nicolás y –el arquero- Lucas Farías, conformaron una base sólida, alimentada por la jerarquía de Walter Dutto, acaso el único jugador procedente de otros horizontes (venía del modesto Villa Argentina) que logró encajar -¡y cómo!- en un conjunto muy juvenil.



Victorias ante Parque, Almafuerte (sí, le ganó 3-1 al futuro campeón) y Brown, antecedieron a otras obtenidas contra Country, UAI-Urquiza y Argentinos. Allí, los de Gerli fueron conscientes de que el ascenso estaba al alcance de la mano. Una derrota con Arsenal (2-4) le hizo perder algo de terreno, pero los triunfos ante Sp. Barracas y Lamadrid le devolvieron las esperanzas. 
 Una fecha antes del final, quedó demostrado que para Villa Modelo, no sólo era importante el equipo, sólo también sus hinchas. Es que fue justamente un simpatizante el que impidió una derrota con All Boys que lo hubiera dejado fuera de la conversación. Claro, recurrió a un ardid antirreglamentario (faltando pocos segundos ingresó a la cancha y paró una pelota que tenía destino de red y hubiera significado el 2-3 en contra) para hacerlo, pero la endeble legislación no impidió que su equipo sumara un punto que sería clave. En la última fecha, un cómodo éxito ante la cuarta de Huracán posibilitó que Villa Modelo le diera alcance a Arsenal en el tercer puesto y que hubiera que desempatar.
 Allí, afloró la garra, el corazón y el alma de un grupo que, en las últimas jornadas, estuvo fortalecido por la vuelta de David Farías, su caudillo, quien por una lesión ligamentaria no había actuado durante toda la temporada. El partido fue de ida y vuelta, vibrante, con ambos equipos alternándose en el dominio de la pelota, del campo y del marcador. Los de Sarandí arribaron a la etapa final del cotejo con una ventaja de 3-2. A los 2’ del ST Werner estableció el empate y muy pocos minutos faltaban (sólo 2) cuando Silva incrustó el 4-3 que hizo explotar el sector rojinegro.


La entidad de Gerli, regresó a Primera División luego de ocho años de ausencia. En 2005, había bajado al perder una Promoción con América, por penales. Y el hombre que lo devolvía a la máxima categoría, era nada menos que Jorge Maldonado, el histórico entrenador que, diez años atrás, lo había conducido a la final de la Copa Libertadores.    

 La hinchada de Modelo espera en la puerta del estadio de Newbery. Los del Viaducto permanecieron en este sitio durante casi una hora, ya que adentro se estaba jugando la final del femenino y era imposible albergar a más gente.

 Con la misma paciencia, aguarda la barra de Arsenal. Sólo diez metros separaban a ambos grupos, pero como era de esperar, el comportamiento en ese momento de la noche no dio lugar a inconvenientes. Luego, se cruzaron cargadas y algunos insultos de tribuna a tribuna, pero a pesar de la cercanía, no se registraron incidentes entre los hinchas.



Era tanta la gente que acudió a este partido, que hubo que habilitar un sector donde el público permaneció de pie. En este espacio, se ubicaron mayoritariamente los espectadores neutrales. Entre ellos, varios técnicos (Hermida, Delellis, Sirimarco, Ramón Cabrera, Tancredi) y futbolistas del ambiente.

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