Este año, entre la lluvia y el clima excesivamente húmedo, se las ingeniaron para complicar el normal desarrollo de los campeonatos. En esta jornada las dificultades comenzaron en la noche de ayer, con la suspensión de algunos encuentros de primera, y continuaron esta tarde, en las divisiones inferiores.
El caso que nos ocupa puntualmente es el de Ferro-San Lorenzo. De octava división apenas llegó a jugarse un minuto, cuando el árbitro acertadamente decretó la suspensión a causa de los porrazos que se dieron varios jugadores. El resto de las categorías se frustraron en forma completa, siendo la humedad que brotaba del piso del gimnasio Ecthart una inevitable compañía. Las imágenes son el fiel testimonio de una tarde perdida: arriba, jugadores "de civil", pateando para matar el aburrimiento; abajo, el árbitro y el delegado sanlorencista Juan Carlos "Cóppola" Antonio confeccionan la planilla, mientras los cinco futbolistas reglamentarios estampan su firma para cumplir con el requisito formal, y uno de ellos "enguye" el sándwich que, a modo de merienda, ofrece la dirigencia del Ciclón.
Como tantos otros partidos, ésta tira también deberá ser reprogramada, con todos los inconvenientes (traslado, falta de fechas, gastos de árbitro, policía, médico, etc) que ello implica. En síntesis: una gran macana (por no usar otro término más acorde al malhumor reinante después de la derrota de los Maradona' boys).
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